Mentiras rastreras
Escrito por Antonio José Monagas | X: @ajmonagas   
Lunes, 23 de Noviembre de 2015 05:22

MENTIRAS RASTRERAS
Antonio José Monagas
El problema que vive la economía venezolana, no está aislado de otros que igualmente tienen honda repercusión en la vida nacional. No sólo son problemas que afectan uno o varios sectores de la sociedad. También causan daños a la población en general, pues sus orígenes tienen implicaciones con el remedo de proyecto ideológico de gobierno plagiado de otros superados histórica y dialécticamente. Por ejemplo, el problema que ha representado la crisis universitaria, no deja de ser réplica de otros que, del mismo modo, también hicieron mella en instituciones de estudios superiores en otros momentos y hasta en otros países. Sólo que el que ahora se tiene, es de extraordinaria magnitud. Tanto por su dimensión, como por el ambiente de descomposición que ha permitido al alto gobierno el ejercicio de la impunidad.
Esto ha llevado a que los excesos cometidos, superen los límites que establece la moralidad y la ética. Así como los procedimientos regulares de la contabilidad social y de la administración pública. El populismo que pauta las acciones del régimen, que igualmente se ha valido del autoritarismo para impulsar sus desatinos, le ha sido provechoso al propósito de propagar el despelote en que está convertido el país. Gracias, al proceso revolucionario bolivariano. Es el estilo que ha servido a estos gobernantes para infundir falsedades a diestra y siniestra. O sea, la siembra de confusión, miedo, inseguridad y, sobre todo, de carencias.
De esa manera, el régimen ha animado expectativas que, aunque todas engañosas, le han sido útiles para incitar actitudes de defensa a su causa por parte de ilusos, oportunistas e idealistas. Así como de resentidos, abusadores y fanfarrones. Por ejemplo, ¿podría una persona con sentido común y convicciones democráticas, creer en lo que recién manifestó el ministro de Educación Superior, al decir que “un profesor titular está recibiendo entre Bs. 500 y 600 mil de retroactivo y todavía no se incorpora a clase”? ¿O cuando escribe por las redes sociales para asentir que “desde el ministerio procuramos que las universidades se mantengan dotadas”?
Lejos de creérsele tan desfachatada mentira, lo único que puede animar tan burdo mensaje, es un rechazo profundo a la ideología desde la cual habla. También, una injustificada animadversión en contra de la institución universitaria. En todo caso, habrá que preguntarse, ¿dónde está tan elevada cantidad de dinero? Pero como nada de ello es cierto, ni tampoco las repetidas promesas de incremento salarial, dirigidas a distintos sectores de la población trabajadora, inclusive al sector militar, que al final terminan complicando y agravando las finanzas públicas que no se tienen o carecen del necesario respaldo monetario, todo se reduce a gruesas mentiras rastreras.

altEl problema que vive la economía venezolana, no está aislado de otros que igualmente tienen honda repercusión en la vida nacional.

No sólo son problemas que afectan uno o varios sectores de la sociedad. También causan daños a la población en general, pues sus orígenes tienen implicaciones con el remedo de proyecto ideológico de gobierno plagiado de otros superados histórica y dialécticamente. Por ejemplo, el problema que ha representado la crisis universitaria, no deja de ser réplica de otros que, del mismo modo, también hicieron mella en instituciones de estudios superiores en otros momentos y hasta en otros países. Sólo que el que ahora se tiene, es de extraordinaria magnitud. Tanto por su dimensión, como por el ambiente de descomposición que ha permitido al alto gobierno el ejercicio de la impunidad.

Esto ha llevado a que los excesos cometidos, superen los límites que establece la moralidad y la ética. Así como los procedimientos regulares de la contabilidad social y de la administración pública. El populismo que pauta las acciones del régimen, que igualmente se ha valido del autoritarismo para impulsar sus desatinos, le ha sido provechoso al propósito de propagar el despelote en que está convertido el país. Gracias, al proceso revolucionario bolivariano. Es el estilo que ha servido a estos gobernantes para infundir falsedades a diestra y siniestra. O sea, la siembra de confusión, miedo, inseguridad y, sobre todo, de carencias.

De esa manera, el régimen ha animado expectativas que, aunque todas engañosas, le han sido útiles para incitar actitudes de defensa a su causa por parte de ilusos, oportunistas e idealistas. Así como de resentidos, abusadores y fanfarrones. Por ejemplo, ¿podría una persona con sentido común y convicciones democráticas, creer en lo que recién manifestó el ministro de Educación Superior, al decir que “un profesor titular está recibiendo entre Bs. 500 y 600 mil de retroactivo y todavía no se incorpora a clase”? ¿O cuando escribe por las redes sociales para asentir que “desde el ministerio procuramos que las universidades se mantengan dotadas”?

Lejos de creérsele tan desfachatada mentira, lo único que puede animar tan burdo mensaje, es un rechazo profundo a la ideología desde la cual habla. También, una injustificada animadversión en contra de la institución universitaria. En todo caso, habrá que preguntarse, ¿dónde está tan elevada cantidad de dinero? Pero como nada de ello es cierto, ni tampoco las repetidas promesas de incremento salarial, dirigidas a distintos sectores de la población trabajadora, inclusive al sector militar, que al final terminan complicando y agravando las finanzas públicas que no se tienen o carecen del necesario respaldo monetario, todo se reduce a gruesas mentiras rastreras.


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