Encuestas y elecciones
Escrito por Freddy Lepage ((ex diputado))   
Viernes, 16 de Octubre de 2009 07:14

altEl descenso de la popularidad del Presidente, reflejado por los sondeos de opinión, le da un respirito a los sectores de oposición y, además, de alguna manera, significa ­si los partidos actúan con inteligencia y desprendimiento ­ la cuenta regresiva del chavismo como fuerza política mayoritaria, de cara a las elecciones legislativas de 2010.

Claro, este hecho no es suficiente para salir a cantar victoria. Todo lo contrario, el adversario es mañoso y no tiene escrúpulos cuando de manejar los resortes del poder se trata. El control absoluto de todas las instituciones del Estado le permite al teniente coronel no solamente manejar los tiempos (ocurrió con el referéndum revocatorio y el de la reelección indefinida), sino también utilizar de manera grosera y corrupta los recursos provenientes de la renta petrolera.

Resulta una verdad de Perogrullo que, mientras Chávez se sienta más debilitado, más peligroso se torna. Por eso, contar los pollos antes de nacer no es, precisamente, la actitud más conveniente a los efectos de lograr la tan deseada e imprescindible mayoría parlamentaria en los comicios del año próximo. Sin embargo, existen otros escollos importantes que hay que superar a todo evento. Entre ellos están las votaciones municipales y parroquiales, anteriores a las de la Asamblea Nacional. Si armar la alianza perfecta para la selección de los diputados es endiabladamente difícil, no quiero imaginarme cómo será hacer lo propio con los concejales, donde las aspiraciones y pasiones, aunque parezca mentira, superan el sentido común. Amén de que el número de cargos en lisa es infinitamente superior. Un mal desempeño en las municipales disminuiría las posibilidades reales de éxito en las elecciones parlamentarias. Ahora bien, no basta con sólo hablar de unidad. Rasgarse las vestiduras de la boca para fuera tampoco sirve de mucho. La tarea de las organizaciones políticas debe ser, por demás, inclusiva. Es menester tomar en consideración a todos los grupos sociales, gremios e individualidades que tengan algo que aportar en esta lucha en condiciones tan desventajosas. Si complejo es el proceso de escogencia de candidatos, también lo es la selección del método para ello, que pasa, indefectiblemente, por los acuerdos a alcanzar en la Mesa de la Unidad. Por eso, estos temas deben ser ventilados con toda crudeza (sin tapujos e hipocresías) desde ahora. Para luego es tarde...

Sobre todo ante la circunstancia de que el Gobierno se plantea adelantar las elecciones en función de sus intereses y conveniencia.

Entonces, es útil recordar aquello de que guerra avisada no mata soldado. Lo ideal sería tener gran parte del trabajo unitario adelantado para el primer trimestre del año.

De otra parte, no puede dejarse a un lado la discusión abierta sobre los pro y los contra de ir con una tarjeta única o, por el contrario, que cada organización mantenga la suya, pero en alianza perfecta de los partidos postulantes. Esta es una condición sine qua non. Una oposición desunida, dispersa, atomizada y sacándose las entrañas, le allanaría el camino a un Chávez todopoderoso para perpetuarse en el poder. De la lectura de las encuestas se desprende algo muy preocupante: el mandamás de Miraflores pierde popularidad, pero la oposición, hasta ahora, ha sido incapaz de capitalizar ese bajón. Sería una demostración de madurez política ­que tendría un estímulo envolvente­ presentarle a los venezolanos una alternativa democrática concreta, respaldada por listas (tarjeta) únicas de postulados.

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