Si lo demás va en bloque, el chavismo no tiene mayoría en 2010. Asuntos de índole estructural: padrón, circuitos, sesgo de los rectores, deberán abordarse con agresividad dentro de una estrategia que tendrá que definirse a la brevedad.

Ahora expondré la forma que considero necesaria para presentar la opción electoral al país. Es lógico que cada tolda política desee utilizar su tarjeta individual; en situaciones normales, una elección es ideal para sumar adeptos e influencia territorial. Pero seríamos locos si considerásemos ortodoxo el escenario del año entrante.

Nos estamos jugando, ahora sí en forma definitiva, el destino del país para un mínimo de dos generaciones futuras. Lo que pase en 2010 marcará la suerte de lo que nos tocará vivir el resto de nuestras vidas útiles, y más. No estoy seguro de haber percibido que este sentido de emergencia y angustia sea compartido por los que hasta el momento se han presentado como voceros del potencial electorado. Lo que he visto es una tibia discusión sobre la unidad necesaria de candidatos. No sé si a estas alturas los políticos conocidos puedan transformarse en los estadistas requeridos para el momento histórico que experimentamos. Sus errores han sido graves y no parecen haber aprendido mucho de los mismos.

Lo que propongo es una sola tarjeta que se llame: "Dignidad y Libertad", y que votando por la misma se esté eligiendo a los venezolanos más aptos para confrontar la crisis que asfixia a la nación. El carnaval de colores y marcas políticas no tiene espacio posible. Solamente dos tarjetas deben existir: la roja de comunismo vende patria (rastrero de Fidel) y la azul de Dignidad y Libertad. De inmediato hay que reclutar a los mejor capacitados para la tarea de reconstrucción nacional. Una sola tarjeta para la decencia, sólo una; utilizar más es un suicidio.

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