¿Quién es que proveerá?
Escrito por Fernando Luis Egaña   
Lunes, 26 de Enero de 2015 12:36

¿Quién es que proveerá?
Fernando Luis Egaña
Venezuela pasó de ser líder de la OPEP a país importador de gasolina y petróleo. ¿Mayor fiasco que ése? Imposible. Ello tiene que cambiar y cambiar a fondo, ya que por causa de la demagogia, la oxidación ideológica,  la irresponsabilidad,  el resentimiento y la corrupción, nuestro país se ha debilitado considerablemente como un país petrolero, tanto en la dimensión internacional como en lo propiamente nacional.
Pero paradójicamente, nunca la economía, la nación y el Estado se habían hecho tan dependientes de la renta petrolera. Es obvio, entonces, que Venezuela está de rodillas por obra del calamitoso manejo de su petróleo. Del manejo que ha hecho y hace la satrapía bolivarista. Deberíamos estar produciendo 5 millones de barriles diarios, por lo menos, y estamos produciendo la mitad, y a duras penas. Las cifras de exportación e ingresos son tan confiables como cualquier otra importante de la economía...
Se continúa con la regaladera a Cuba y con un nivel de suministro a Petrocaribe que sobrepasa los límites de cooperación razonable. El mercado interno de hidrocarburos supera los 700 mil barriles diarios, y el terror del desgobierno de Maduro hace que la gasolina siga siendo prácticamente gratiñán, a pesar que Pdvsa deba comprar grandes cantidades en el exterior, porque las refinerías criollas han sido canibalizadas.
Los inversionistas extranjeros están prestos a firmar acuerdos y cartas de intención con las “autoridades” venezolanas, en materia de inversión petrolera o gasífera, pero lo que no hacen es invertir o traer los dólares. Apenas traen lo mínimo necesario para subsistir y ya. ¿Por qué? Pues porque no tienen confianza en esas “autoridades”, ni en sus “políticas”, ni es sus “promesas”, incluyendo la obligación de cumplir los contratos válidamente suscritos.
En esas condiciones, un país petrolero, cuya hegemonía política se ha empeñado en destruir a casi toda la actividad económica productiva privada, tiene que estar sumido en una crisis de proporciones colosales, en una mega-crisis, por la baja de los precios del petróleo. Y ojo, no es que esta baja ha producido la crisis. No. Es que la ha puesto de manifiesto en su profundidad y extensión.
Maduro dice que “Dios proveerá”. Pero Dios provee cuando se ponen los medios humanos, no cuando no se quiere hacer nada, o sólo se quiere pedir y pedir prestado, por ejemplo, al chino Xi Jinping, a al nuevo rey saudita, Salmán. Que bastantes problemas tienen ya para estarse ocupando de la salvación de Venezuela. Salvación que pasa, inexorablemente, por la superación de la hegemonía despótica y depredadora.
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altVenezuela pasó de ser líder de la OPEP a país importador de gasolina y petróleo. ¿Mayor fiasco que ése? Imposible. Ello tiene que cambiar y cambiar a fondo,

 ya que por causa de la demagogia, la oxidación ideológica,  la irresponsabilidad,  el resentimiento y la corrupción, nuestro país se ha debilitado considerablemente como un país petrolero, tanto en la dimensión internacional como en lo propiamente nacional. 

Pero paradójicamente, nunca la economía, la nación y el Estado se habían hecho tan dependientes de la renta petrolera. Es obvio, entonces, que Venezuela está de rodillas por obra del calamitoso manejo de su petróleo. Del manejo que ha hecho y hace la satrapía bolivarista. Deberíamos estar produciendo 5 millones de barriles diarios, por lo menos, y estamos produciendo la mitad, y a duras penas. Las cifras de exportación e ingresos son tan confiables como cualquier otra importante de la economía...

Se continúa con la regaladera a Cuba y con un nivel de suministro a Petrocaribe que sobrepasa los límites de cooperación razonable. El mercado interno de hidrocarburos supera los 700 mil barriles diarios, y el terror del desgobierno de Maduro hace que la gasolina siga siendo prácticamente gratiñán, a pesar que Pdvsa deba comprar grandes cantidades en el exterior, porque las refinerías criollas han sido canibalizadas.

Los inversionistas extranjeros están prestos a firmar acuerdos y cartas de intención con las “autoridades” venezolanas, en materia de inversión petrolera o gasífera, pero lo que no hacen es invertir o traer los dólares. Apenas traen lo mínimo necesario para subsistir y ya. ¿Por qué? Pues porque no tienen confianza en esas “autoridades”, ni en sus “políticas”, ni es sus “promesas”, incluyendo la obligación de cumplir los contratos válidamente suscritos.

En esas condiciones, un país petrolero, cuya hegemonía política se ha empeñado en destruir a casi toda la actividad económica productiva privada, tiene que estar sumido en una crisis de proporciones colosales, en una mega-crisis, por la baja de los precios del petróleo. Y ojo, no es que esta baja ha producido la crisis. No. Es que la ha puesto de manifiesto en su profundidad y extensión.

Maduro dice que “Dios proveerá”. Pero Dios provee cuando se ponen los medios humanos, no cuando no se quiere hacer nada, o sólo se quiere pedir y pedir prestado, por ejemplo, al chino Xi Jinping, a al nuevo rey saudita, Salmán. Que bastantes problemas tienen ya para estarse ocupando de la salvación de Venezuela. Salvación que pasa, inexorablemente, por la superación de la hegemonía despótica y depredadora.

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