Nicolás patea los Derechos Humanos
Escrito por Paciano Padrón | @padronpaciano   
Martes, 18 de Noviembre de 2014 17:59

Twitter: @padronpaciano
El mundo civilizado, cada vez más, toma conciencia del valor de los derechos fundamentales del hombre, no como objeto de una declaración formal, sino como principio rector de la convivencia social y la equidad. Eso no ocurre hoy en Venezuela, donde por desgracia podemos expresar, apegado a los hechos, que vivimos en una dictadura, bajo un régimen apartado de la ley y la justicia. ¿Qué esperamos?, es la hora, Nicolás patea los derechos humanos.
Hemos venido sufriendo un deterioro creciente del respeto y garantía de los derechos humanos, alcanzando en estos desgraciados meses del gobierno de Nicolás su más deplorable momento. Reaccionar ante el atropello al hombre y a su dignidad es un derecho y una obligación que, por fundamental, nada ni nadie lo puede impedir, es por eso que la propia Constitución (Art. 350) establece que “El pueblo de Venezuela desconocerá cualquier régimen, legislación y autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”. ¿Qué esperamos?, es la hora, Nicolás patea los derechos humanos.
El Estado está en la obligación de reconocer, respetar y garantizar los atributos y prerrogativas de toda persona, inherentes a su condición humana. Los derechos fundamentales no nos los dan la Constitución ni el Estado; la Constitución los reconoce y proclama, el Estado los respeta, satisface su plena realización y los garantiza. Los derechos humanos son innatos a la persona. Por eso es que cuando el Estado es el violador de los derechos humanos, el pueblo tiene la obligación de rechazarlo y de actuar en consecuencia contra los responsables. ¿Qué esperamos?, es la hora, Nicolás patea los derechos humanos.
“El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público…”, se lee en el artículo 19 de la Constitución, la cual reconoce y garantiza los derechos del hombre, desde el fundamental derecho a la vida y los otros derechos civiles, como la inviolable libertad personal o los derechos políticos, sociales y de la familia, los culturales, educativos y ambientales, así como los económicos, incluyendo que “el Estado promoverá la iniciativa privada para la producción de bienes y servicios que satisfaga las necesidades de la población”. Nicolás patea los derechos humanos, comenzando por el derecho a la vida, sin el cual los otros no tienen sentido. El crimen está suelto y nada hace el gobierno por detenerlo, la vida pareciera no valer nada hoy en Venezuela y los asesinos son los dueños del patio. De otro lado el sistema de salud es un muerto en vida, hasta las viejas epidemias execradas en el pasado reviven. Como si esto fuera poco atentado contra la vida, los alimentos desaparecen o sus precios los hacen inalcanzables, lo que se traduce en hambre, desnutrición y muerte.
Tenemos el derecho de vivir en democracia, bajo la conducción colectiva de un pueblo que trace su propio camino, y no bajo la inspiración única de un hombre que sintiéndose superior gobierna contra la voluntad de la gente, lo que hoy le hace merecedor del rechazo de las mayorías, incluyendo a pesuvistas y a la mayor parte de los chavistas, de los que creyeron en las banderas que Chávez levantó en un momento, y que este reyezuelo, el Nicolás de la decadencia, ha arrastrado por el lodo. Niega la democracia el sometimiento de todos los poderes público al Ejecutivo, lo que incluye a Fidel y Raúl, dictadores de Cuba, convertidos también en dictadores de la cuna de la libertad.
Más grave que esa atrocidad, es que no se escuche con la debida fuerza nuestra voz, la de la alternativa democrática, la de los que rechazamos el sometimiento al comunismo que avanza sin nuestra resistencia efectiva. El derecho humano a la democracia y a la libertad están conculcados y rescatarlos es el objetivo. ¿Qué esperamos?, es la hora, Nicolás patea los derechos humanos.
PACIANO PADRÓN
Teléfonos: (0212) 482-4569 y (0414) 328-1848
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altEl mundo civilizado, cada vez más, toma conciencia del valor de los derechos fundamentales del hombre, no como objeto de una declaración formal,

sino como principio rector de la convivencia social y la equidad. Eso no ocurre hoy en Venezuela, donde por desgracia podemos expresar, apegado a los hechos, que vivimos en una dictadura, bajo un régimen apartado de la ley y la justicia. ¿Qué esperamos?, es la hora, Nicolás patea los derechos humanos.

Hemos venido sufriendo un deterioro creciente del respeto y garantía de los derechos humanos, alcanzando en estos desgraciados meses del gobierno de Nicolás su más deplorable momento. Reaccionar ante el atropello al hombre y a su dignidad es un derecho y una obligación que, por fundamental, nada ni nadie lo puede impedir, es por eso que la propia Constitución (Art. 350) establece que “El pueblo de Venezuela desconocerá cualquier régimen, legislación y autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”. ¿Qué esperamos?, es la hora, Nicolás patea los derechos humanos.

El Estado está en la obligación de reconocer, respetar y garantizar los atributos y prerrogativas de toda persona, inherentes a su condición humana. Los derechos fundamentales no nos los dan la Constitución ni el Estado; la Constitución los reconoce y proclama, el Estado los respeta, satisface su plena realización y los garantiza. Los derechos humanos son innatos a la persona. Por eso es que cuando el Estado es el violador de los derechos humanos, el pueblo tiene la obligación de rechazarlo y de actuar en consecuencia contra los responsables. ¿Qué esperamos?, es la hora, Nicolás patea los derechos humanos.

“El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público…”, se lee en el artículo 19 de la Constitución, la cual reconoce y garantiza los derechos del hombre, desde el fundamental derecho a la vida y los otros derechos civiles, como la inviolable libertad personal o los derechos políticos, sociales y de la familia, los culturales, educativos y ambientales, así como los económicos, incluyendo que “el Estado promoverá la iniciativa privada para la producción de bienes y servicios que satisfaga las necesidades de la población”. Nicolás patea los derechos humanos, comenzando por el derecho a la vida, sin el cual los otros no tienen sentido. El crimen está suelto y nada hace el gobierno por detenerlo, la vida pareciera no valer nada hoy en Venezuela y los asesinos son los dueños del patio. De otro lado el sistema de salud es un muerto en vida, hasta las viejas epidemias execradas en el pasado reviven. Como si esto fuera poco atentado contra la vida, los alimentos desaparecen o sus precios los hacen inalcanzables, lo que se traduce en hambre, desnutrición y muerte.

Tenemos el derecho de vivir en democracia, bajo la conducción colectiva de un pueblo que trace su propio camino, y no bajo la inspiración única de un hombre que sintiéndose superior gobierna contra la voluntad de la gente, lo que hoy le hace merecedor del rechazo de las mayorías, incluyendo a pesuvistas y a la mayor parte de los chavistas, de los que creyeron en las banderas que Chávez levantó en un momento, y que este reyezuelo, el Nicolás de la decadencia, ha arrastrado por el lodo. Niega la democracia el sometimiento de todos los poderes público al Ejecutivo, lo que incluye a Fidel y Raúl, dictadores de Cuba, convertidos también en dictadores de la cuna de la libertad.

Más grave que esa atrocidad, es que no se escuche con la debida fuerza nuestra voz, la de la alternativa democrática, la de los que rechazamos el sometimiento al comunismo que avanza sin nuestra resistencia efectiva. El derecho humano a la democracia y a la libertad están conculcados y rescatarlos es el objetivo. ¿Qué esperamos?, es la hora, Nicolás patea los derechos humanos.

@padronpaciano

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