La imaginación por sobre el dogma, la vulnerabilidad por sobre la serenidad, las aspiraciones por sobre la tragedia, la esperanza por sobre la experiencia, la profecía por sobre la memoria, la innovación por sobre la repetición,

lo personal por sobre lo impersonal, el tiempo por sobre la eternidad. Y, por sobre todo, la vida (Roberto Mangabeira Unger). 

Sirvan estas palabras del pensador brasileño R.M.U para reflexionar sobre el conservadurismo político en la Venezuela de hoy tanto en la oposición organizada como en el gobierno revolucionario. Ante todo, comparten una misma visión sobre el "pueblo" como objetivo electoral: masa de pobres necesitados de subsidio directo a través de la renta petrolera. Aunque efectivamente nuestra gente fuera esto, un país no cambia su destino a partir de semejante premisa. 

Muy lejos estamos de la democracia radical -adelantada por la revolución- que proclama un poderoso sujeto nacional popular con gran potencial de cambio histórico o una multitud creadora e indomable. Muy lejos del individuo libérrimo y liberador de la mejor tradición del liberalismo político; o de la socialdemocracia cuando llegó a su punto más alto después de la segunda guerra mundial en Europa. 

La socialdemocracia fosilizada MUD-Capriles no imagina nada más allá de una redistribución de la renta petrolera con tecnócratas sensatos. María Corina Machado y López, los "chicos malos" para algunos, tienen heroísmo y empaque pero están empantanados en la falta de eco y en una duda radical -no despejada ni para ellos mismos- sobre el proyecto político que adelantan. 

Por supuesto, decir esto trae gestos despectivos en los patriarcas de la opinión y de la política que solo ven votos (aunque no se ganen elecciones nacionales) y una masa a la que hay que "tirarle algo"; pero al menos la oposición tiene la fuerza de la denuncia y la honestidad del perseguido. 

Nuestros gobernantes en cambio se han convertido en hombres de aparato, una casta burocrática ignorante y destructora incapaz de ofrecer nada distinto a la historia del comunismo del s. XX con un disfraz de democracia liberal. 

Sin invención no hay democracia. Miren cómo los nicaragüenses volvieron a poner en el poder a Daniel Ortega; cómo los españoles se van por el despeñadero de la antipolítica; cómo se tambalea el formidable experimento que es la Unión Europea. 

Ese juego del poder por el poder -tan bien representado en la serie televisiva Juego de tronos- espanta a los que no nos vemos representados en el pueblo-masa, independientemente de que vivamos en un rancho, una casa o un apartamento; seamos adultos jóvenes, maduros o mayores; tengamos o no instrucción universitaria. 

La política de encuestas, de mercadeo de cerveza, de desprecio al otro -tan notable en la famosa carta del exministro Giordani- no nos permite avizorar el futuro y, mucho peor, no nos permite construir desde la plenitud del presente. 

@giselakozak

Tal Cual