Resistencia civil pacífica
Escrito por Fernando Facchin B.   
Viernes, 02 de Octubre de 2009 07:24

altLa huelga de hambre que han emprendido los estudiantes en todo el país, es una valerosa actividad de resistencia pacífica para evitar el uso de violencia al manifestar el descontento social, una práctica pública, no violenta, consciente y política, contraria a un gobierno forajido y que los estudiantes emprenden, para restaurar la legalidad y los derechos humanos vulnerados, es una participación democrática unitaria y colectiva; la misma no puede aparecer como un instrumento ilegítimo, por cuanto nadie está obligado, moral y políticamente, a una obediencia irreflexiva, acrítica, pasiva e incondicional. La resistencia civil estudiantil tiene motivaciones morales y políticas e intenta influir en la opinión pública, es el indicador más fehaciente de la madurez alcanzada por una cultura política moralmente motivada.

La resistencia no violenta es un método de lucha política colectiva basada en la idea básica de que los gobiernos dependen en último término de la colaboración, o por lo menos de la obediencia de la mayoría de la población. La resistencia civil es un derecho imprescriptible de todo ciudadano. Cuando desde el poder se hace daño a la nación, “los ciudadanos tienen la obligación de retirarle su apoyo” (Gandhi). Es un derecho ciudadano oponerse a la injusticia de que son víctimas por parte de un gobierno autocrático, que se impone a la fuerza y el miedo. El gobierno pretende someter a la sociedad a aceptar pasivamente la servidumbre. Ante esa situación sólo la resistencia pacífica prueba que la sociedad es apta para la libertad.

La resistencia, representada hoy en la huelga de hambre de los estudiantes, es moralmente legítima por cuanto el poder público actúa en contra de su futuro, de los intereses de los ciudadanos, del orden democrático y los derechos fundamentales a los individuos, cuando esos derechos no son respetados ni reconocidos, el pueblo tiene el derecho a desconocer y negarse a obedecer cualquier régimen, legislación, decisión o autoridad contrarios a los principios y garantías democráticas y a los derechos humanos y garantías ciudadanas. Es un derecho de autosalvación negarse a ser víctima o instrumento de un gobernante injusto, déspota y perjudicial para la convivencia social, por tal razón es un abuso que el gobierno trate de delincuentes a los estudiantes por su acción pacífica, cuando por contrapartida ha tolerado que la delincuencia organizada se apodere del espacio y las instituciones pública y ejerza violencia contra la sociedad.

El gobierno, por su irresponsabilidad en la acción de gobernar ha llevado a la economía nacional al estancamiento y al retroceso, a mayor dependencia y vulnerabilidad y ha alentado la inflación y el endeudamiento excesivo. En consecuencia le ha negado a la sociedad su derecho al desarrollo y al bienestar, ha llevado al país a la pobreza, causa deliberadamente la desigualdad social, destruye la economía nacional con la confiscación de bienes privados y la destrucción del aparato productivo. En su relación con la sociedad se ha caracterizado por mentir sistemáticamente sobre todos los asuntos públicos. En suma, el gobierno ha logrado su propósito de dividir a la nación, malversar la riqueza nacional y exasperar la conflictividad social.

¿De donde viene fuerza del movimiento estudiantil? Probablemente eso no lo tengamos claro, ni ellos tampoco. Pero el instinto, la intuición y la presión evolutiva que los jóvenes experimentan todos los días ante los atropellos oficialistas fortalecen esa fuerza, esa pasión e intransigencia y la violencia oficialista no podrá doblegarlos.

Los pensadores han dicho: Bastiat: “Está en la naturaleza de los hombres reaccionar contra la injusticia de que sean víctimas”. Rousseau: En tanto que un pueblo está obligado a obedecer y obedece, hace bien; pero tan pronto como puede sacudir el yugo y lo sacude, hace mejor aún, pues recobrando su libertad con el mismo derecho con que le fue arrebatada, prueba que fue creado para disfrutar de ella.”; H. Thoreau: “Todos los hombres reconocen el derecho a negar su lealtad y a oponerse al gobierno, cuando su tiranía o su ineficacia sean desmesuradas e insoportables”. De La Boétie: “Las tiranías y los gobiernos despóticos se mantienen no tanto por la fuerza, sino por el consentimiento pasivo, cobardía y mentalidad servil de los ciudadanos”. Los estudiantes son un ejemplo político de unidad y fuerza resistente contra el atropello oficialista.

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