Estudiantes
Escrito por Editorial El Nacional   
Miércoles, 30 de Septiembre de 2009 04:29

altFue curioso, muy curioso, observar la actividad desplegada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con motivo de la crisis política de Honduras. Una declaración tras otra, una advertencia tras otra. Un comunicado rezaba así: "La Comisión Interamericana de Derechos Humanos condena enérgicamente el uso excesivo de la fuerza en la represión de las manifestaciones que tuvieron lugar en Tegucigalpa, en los alrededores de la Embajada de Brasil, donde se encuentra el presidente Manuel Zelaya Rosales".



Unos días después, esa misma semana, se declaraban en huelga de hambre estudiantes de Caracas, Valencia, Mérida, Maracay y Táchira para protestar por la prisión del estudiante Julio César Rivas, de 11 trabajadores de la Alcaldía Metropolitana, de Richard Blanco, el prefecto de Caracas y de José Dacre.

Los estudiantes en huelga de hambre solicitan con su gesto y con su sacrificio la visita a Caracas de una misión de la CIDH, la misma organización que tan activa ha estado en la crisis hondureña. 

Entendemos que no ha habido respuesta. El Gobierno venezolano, ya lo sabemos, la desconoce.

No obstante, el Canal 8, canal gubernamental, entrevistó largamente a la presidenta de la Comisión para que hablara de Honduras. Así lo hizo. Pero no se mencionó a Venezuela durante el diálogo. La CIDH es buena, dicho en otras palabras, para las crisis y los conflictos ajenos pero en Venezuela está "prohibida".



Cuando la comisión interamericana habla de Venezuela se dice que representa al "imperio". Vamos a ver cuándo decide venir a Venezuela. Mientras trate de mirar hacia otras partes y se contente con decir que Venezuela "no deja entrar a sus enviados" la CIDH estará en deuda con los derechos humanos en todo el hemisferio.

Bien está que se ocupe de los derechos humanos del pueblo de Honduras, pero ir con la corriente tiene otras connotaciones. También debe llamar a la moderación a quienes rodean la Embajada de Brasil y no lo ha hecho. 

Una luz iluminó al Gobierno, mientras el Presidente condecoraba a los "hombres fuertes" de África. Esa luz los llevó a poner en libertad al estudiante Julio César Rivas, recluido en Yare III durante el último mes. Rivas no se fue a celebrar su libertad sino a unirse con sus compañeros de huelga. Los estudiantes saben que tienen entre sus manos su propio destino.

Sin una lucha sistemática y a fondo en este etapa, los jóvenes venezolanos perderán su futuro. Son innumerables las razones que tienen para protestar, primero por los peligros que se ciernen sobre la autonomía universitaria, luego es indispensable la lucha contra la criminalización de las manifestaciones pacíficas. Este es un asunto que le concierne directamente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El organismo hemisférico debe estar atento a lo que sucede en Venezuela, del avance represivo de un Gobierno que todo lo penaliza. Un Gobierno que viola la Carta Interamericana pero que sale a dar lecciones por el mundo. Como lo hemos escrito en El Nacional, no puede haber pasos atrás. Esta es una lucha cívica amparada por la Constitución de la República.


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