La cultura de la pobreza en Venezuela
Escrito por Santiago Quintero   
Lunes, 28 de Septiembre de 2009 08:47

altEl estudio de la pobreza como fenómeno individual y colectivo es el análisis cardinal de la sociología y la politología contemporáneas. Diríamos que en la posibilidad de convertir sus conclusiones en políticas de Estado y políticas de vida, radica igualmente la posibilidad de una nación y de una civilización entera de acceder a un pleno desarrollo humano.

No obstante la versión maniqueísta entre la pobreza y la riqueza creada desde las percepciones dogmáticas de la política y la religión, ha mantenido una peculiar reláfica impenitente que coloca a los dos conceptos en los extremos indeseables para las sectas religiosas o políticas cuyo discurso real es el ejercicio del poder con toda su capacidad camaleónica para disfrazar las verdades en falacias y que éstas últimas sean las percibidas por la población como "las verdades visibles".

Una de esas antinomias es generar la diferencia de oportunidades aparentes entre el que se identifica como pobre y el que lo hace como rico.La identidad lleva a decantarse en una aprehensión estéril, que no permite visualizar tanto a la pobreza como a la riqueza como estados dinámicos circunstanciales que tienen mucho que ver con la forma como se piensa y como se actúa, en particular cuando se afirma que una creencia o una ideología son superiores a la capacidad de juicio equilibrado que se encuentra en todos los seres humanos, de donde se desprende su sana capacidad de discernimiento.

En nuestro país, se requiere un enfoque más integral e interdisciplinario que el que nos puede brindar el filtro ideológico. Que nos permita descubrir las causalidades culturales, institucionales, de políticas económicas y sociales que originan y expanden la pobreza como modelo social, imponiéndola a toda la población, a través de un punto de encuentro donde se dan la mano para perpetrar y perpetuar el círculo vicioso de la pobreza, en contraposición a la generalización de oportunidades, actitudes e inversiones para producir una riqueza compartida.

Un mal que se encuentra reducido a un porcentaje no mayor del 5% en la población de los países prósperos, se encuentra difundido en el 75% de la nuestra, aferrado endémicamente al cuerpo de la nación.

La pobreza en nuestro país es la negación de un conjunto de factores que impiden a la población ser productiva.La generalización de la pobreza nos convierte en un país esencialmente ingobernable donde la delincuencia y la insalubridad campean reinantes hasta en los hospitales y dispensarios de salud.
¿Dónde se encuentra la raíz de este problema de salud pública generalizada?

Somos pobres porque no nos organizamos para producir con nuestro talento la riqueza que yace escondida en nuestras potencialidades humanas.La superación de la pobreza consiste en un proceso dinámico que no tiene fin, porque contínuamente debe realimentarse de la realidad de la cual se extraen sus valoraciones.

Muchas instituciones "dan trabajo", los venezolanos en ellas y con ellas "pasamos trabajo", pero no logramos hacer un trabajo que produzca calidad de servicio y bienestar. La realidad es que lo que producimos el conjunto de venezolanos es pobre y por eso nuestra sociedad es pobre, porque no se procura calidad en lo que se hace.

La pobreza es un fracaso del conjunto de la sociedad en la tarea de darnos a todos oportunidades verdaderas de ser productores de calidad competitivos y en consecuencia, constituir una sociedad equitativa, gobernable y sostenible.

El cambio necesario se encuentra en que propongamos al concepto de calidad y no de riqueza como el antónimo nacional de la pobreza. Eso requiere que el Estado deje de invertir en armas y lo haga en servicios sociales de calidad, una salud de calidad, una justicia de calidad, un ambiente de calidad, una educación de calidad, una vida de calidad. Y calidad es conocimiento aplicado. El conocimiento aplicado nos lleva a pensar que la solución no se encuentra en satisfacer las necesidades y ambiciones de poder de algunos en detrimento de la mayoría. El poder único, protagónico, hegemónico y autista porque solo se escucha a si mismo es el responsable.como tambien lo es nuestra cultura de vivir adaptados a una pobreza que cada vez nos hace mas pobres. Derrotar la infeliz y cómoda postración colectiva de la cultura de la pobreza y comenzar a promover calidad en nuestras vidas y alrededor de ellas, es el requisito indispensable para superar el estado de descuido en que hemos sumido al país.

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