AD: 68 años en defensa de nuestra historia
Escrito por Antonio Ecarri   
Viernes, 11 de Septiembre de 2009 05:54

altDesde el día siguiente al 13 de septiembre de 1941 los enemigos de la civilidad, la democracia y la justicia social han tratado inútilmente de borrar la historia de la democracia y del partido creado a imagen y semejanza del pueblo por Rómulo Betancourt, Gallegos, Andrés Eloy, Prieto, Barrios, Valmore Rodríguez, Ruíz Pineda, Carnevali y tantos otros forjadores de la educación cívica en Venezuela. En otras ocasiones, como en la actualidad lo pretende hacer este régimen nefasto que desgobierna a Venezuela, han querido menospreciar la capacidad de AD para asumir las riendas del poder. ¡Cuán equivocados estuvieron y parecen seguir estando quienes así han analizado las potencialidades del partido del pueblo!

Las primeras elecciones en que participaron las mujeres y los hombres que estaban preparando el nacimiento de Acción Democrática fueron las convocadas por Eleazar López Contreras para escoger su sucesor. No hay dudas que Betancourt conocía de antemano cuál iba a ser el resultado de la elección convocada por el sustituto de Juan Vicente Gómez, que se produciría en el Congreso de la República atestado de seguidores del dictador fallecido; sin embargo, con visión de futuro y con la aspiración de abrir cauces a las aspiraciones populares de elección universal, directa y secreta, dijo que era necesario participar “con un pañuelo en la nariz”.

Los representantes del gobierno de López y los partidarios de Medina -coaligados por entonces- se burlaban de la candidatura de Gallegos y la llamaban “lírica” por las dotes intelectuales del candidato opositor y por lo poco realista de su viabilidad. Los partidarios de la candidatura simbólica del novelista, persuadidos de la importancia de recorrer el país en función pedagógica, utilizaron esos ataques para devolverlos con agudeza criolla.

Uno de los mejores polemistas y también poeta de excepción partidario de esta candidatura fue Andrés Eloy Blanco, quien torciendo el argumento de los detractores de su candidato, decía en uno de los mítines en Caracas: “Si lirismo es pedir educación y pan; y lirismo es pedir libertad de expresión y lirismo es pedir organización del pueblo venezolano en partidos políticos, entonces ¡vivan los pueblos líricos! Lírico sería Gallegos si creyera que tiene 99 posibilidades de ser Presidente de Venezuela. En cambio, el gran significado pedagógico de su candidatura no es ningún lirismo, sino la única realidad que conserva la esperanza civil de este pueblo. ¡Ah, amigos! pero yo, a veces me descubro ante la despreocupación de los realistas. ¡Qué felices son! ¡Qué cómodos están! ¡Qué hermoso debe ser vivir con la puerta cerrada a todos los clamores! ¡Qué hermoso es eso de decir que uno no es político aunque viva de la política!...”

Y ante la insólita como irracional acusación de oportunista, que le hacían a Gallegos algunos corifeos del gobierno de turno, Andrés Eloy arreciaba en su defensa y les decía: “...Pero a un hombre, como éste, cuya candidatura ha sido alzada sobre los hombros de los caballos llaneros. ¿Se le puede llamar oportunista? Si Venezuela no lo sabe, un día lo sabrá. Los que le acusan de oportunista piensan que todos deben ser como ellos; no piensan en que pueda haber un hombre que se entregue a la lucha sin anhelos de poder o puestos públicos y que sea candidato a la Presidencia de la República sin probabilidades de serlo, y que arrastre la escasez, no por vencerla sino por ti, patria doliente, de la madre sin pan y el hijo enfermo. Ellos no piensan que puede haber un hombre que vaya detrás de un sentido de patria, porque sí y sin interés; ellos no piensan que puede haber desprendimiento; ellos no piensan que hay hombres que si en un momento quisieran olvidarse de la patria, quisieran abandonar la lucha, quisieran ir por ahí a gozar de la vida, no podrían; no podrían abandonarla, porque es como una enfermedad en los pies, que obliga a caminar detrás de ella; porque es como si en los oídos de estos hombres resonara otra vez la estrofa del poeta a la mujer inolvidable.

“Aunque huir de ella intento

no sé lo que me pasa,

que siempre voy donde me lleva el viento

y el viento siempre sopla hacia su casa.”

A los militantes de Acción Democrática nadie nos somete al chantaje de “no volver la vista al pasado” porque nuestro pasado está lleno de las mejores páginas que se han escrito en esta Venezuela que se empinó sobre su atraso para caminar hacia estadios de bienestar y justicia social, hoy maltrechos por este régimen infame Allá los que odian hablar del pasado, porque no tienen ninguno que exhibir o porque lo quieren mantener oculto para que no se conozcan sus trapacerías.

Del pasado la experiencia, para regresar al poder y rescatar la justicia social, pero en democracia y libertad.

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