Repensar la Costa Oriental del Lago
Escrito por Diego Lombardi   
Martes, 30 de Junio de 2009 08:06

La ciudad de Pittsburgh fue durante muchos años uno de los motores industriales de los Estados Unidos, principalmente en la producción de acero. Durante la Segunda Guerra Mundial esta ciudad produjo más acero que el resto del país en su conjunto. Como símbolo de estos tiempos el edificio de mayor altura en la ciudad ha sido construido exclusivamente de hierro.


Sin embargo, como en otras partes del mundo, la excesiva industrialización trajo consigo consecuencias ambientales de gran impacto negativo. Esto se tradujo en una disminución de la calidad de vida de sus habitantes, reflejada en enfermedades, contaminación, lluvias ácidas, entre otras tantas. Adicional a esto, a partir de la segunda mitad del siglo pasado la ciudad de Pittsburgh empezó a experimentar una disminución importante de su producción industrial, producto de la entrada en el mercado del acero de otros países con menores costos y elevada calidad.

Es a partir de ese entonces que la ciudad se plantea la necesidad de repensarse. Partiendo de un gran acuerdo entre todos sus actores, y con el apoyo fundamental de las universidades como generadora de conocimientos, luego de apenas cuatro décadas, hoy la ciudad de Pittsburgh es considerada una de las mejores ciudades para vivir en los Estados Unidos, teniendo entre una de sus fortalezas el ser una de las ciudades más ecológicas del país. Asimismo, el desarrollo de la misma se ha basado en los últimos años en la educación superior, en los servicios médicos de elevada calidad e, inclusive, en ser pionera en tecnología como robótica y nano ciencia. De hecho, los robots que hoy en día están explorando martes fueron desarrollados en una de las universidades de esta ciudad.

La lección es clara, cualquier ciudad puede repensarse y actuar en función de estas nuevas ideas. Se requiere entre otros factores claridad de los sectores que la lideran, compromiso de la comunidad en trabajar en función de nuevos retos, y sobre todo mucha flexibilidad para el cambio.

Frente a las circunstancias en las que lamentablemente se ha puesto a la Costa Oriental del Lago, en la que su motor industrial ha sido despojado al sector privado, es necesario repensar a esta región. Ya se ha hablado suficiente de los efectos económicos de las expropiaciones, sin contar con las consecuencias emocionales que esto ha podido generar en los habitantes de la COL. Sin embargo, ya parecía claro que esta región necesitaba revisarse a si misma y plantearse nuevos retos, y tal vez esta sea una oportunidad para promover una nueva economía para la región.

Para lograr lo anterior son importantes los diagnósticos, los planes, y otros tantos instrumentos de Políticas Públicas con los que se cuenta. Aunado a esto se requiere de un gran acuerdo por parte de los actores de la región, para empezar a actuar en pro de un replanteamiento del papel que la COL jugará de ahora en adelante. Tal vez esta sea la oportunidad de plantear el modelo de desarrollo alternativo que el país está requiriendo, y que mejor lugar que donde precisamente comenzó el modelo actual dominado por la explotación petrolera.

 

 

(*): Director del IZEPES


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