La decencia
Escrito por Nicomedes Febres Luces   
Domingo, 26 de Agosto de 2018 11:10

altAmo a la gente decente y la decencia no tiene nada que ver con las ideologías ni con las buenas maneras sino con la actitud personal ante la vida y sus avatares.

Haber vivido como médico tanto entre los humildes me ha permitido admirar a muchos de ellos, a esos que se levantan de madrugada cada mañana a atravesar las barriadas a riesgo de toparse con malandros y llegar a la parada de autobús, asearse en la casa o el rancho y salir oloroso a perfume barato y ropa limpia, arregladitos porque la miseria no está en sus códigos genéticos, y son millones, porque todavía y pese a este desastre, es difícil encontrar a un humilde maloliente en nuestros barrios. Tratan de ser puntuales, pese al caos del Metro donde arriesgan la vida cada día en manos de un atracador o un drogadicto. Llegan a trabajar con una sonrisa en los labios y lo hacen pensando en llevar la comida a su mesa para los tripones y luchan para darles un futuro mejor, para que vayan a la universidad y no sean unos pobres sufrientes como ellos. Almuerzan las viandas preparadas en la casa y llevadas ahora, gracias a Dios, en bolsas plásticas y no en aquellas horribles loncheras de mi infancia, que dan ese olor característico e inolvidable a toda comida de lonchera, que padecí porque mis padres, que trabajaban desde temprano ambos, me enviaban semi interno al colegio ya a los tres años a cargo de los cuidados de María Victoria Alvarado, la directora del instituto, y que el señor la tenga siempre en su gloria.

El humilde decente es trabajador, es esforzado, es cumplidor, es responsable con sus hijos y su pareja. Para aligerarle el trabajo y mejorar la vida a ellos y ellas es que la mayoría de los jóvenes entran en la Política, apartando la ideología. Por eso creo en los políticos jóvenes, y no hago distingo entre ellos, y me da lástima que alguien sea tan mediocre que para apoyar a cualquiera, ataque a otro de nuestros jóvenes. Eso no es traer la decencia a la Política y bastante tenemos que lidiar con esta gigantesca banda de delincuentes que es y siempre fue el chavismo. La anterior es la decencia que admiro y respeto, la que vi siempre y hay mucho entre nuestro pueblo y por ellos entré joven en la Política, que es y debe ser un apostolado, la que no entra ni concilia con jugadas infames de poder.

En mi libro aún no publicado sobre la Historia de las Mujeres en Venezuela narro la vida de nuestras mujeres humildes a través de entrevistas a una bombera, una chofer de taxi y una barrendera, todas ellas mujeres afanadas en llevar adelante a sus familias y cuyo gran sueño común era morirse rodeadas de sus hijos y sus nietos. Que dura es la vida de nuestros humildes decentes y por eso gozan de mi devoción y admiración. 


Voy a mostrarles tres imágenes arquetipales de lo que creo es la decencia en Venezuela en tiempos pasados, dos de los años 1940 y otra hacia 1970. Mujeres de trabajo, que lucharon por darle a sus hijos una formación de decencia cuyo esfuerzo seguramente dio fruto mediante la superación de sus hijos, una campesina con su esposo, una oficinista y una empleada doméstica ataviada de blanco y todas me inspiran gran ternura.

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