Jardineras de esperanza
Escrito por Dr. Felipe Guerrero   
Lunes, 09 de Enero de 2023 00:00

altEl mes inicial de un nuevo año nos recuerda la siembra y el cultivo de una idea que siendo una humilde semilla

se transformó en un gran árbol. Oportuna esta hora para hacer justiciero elogio a las mujeres que han cumplido y continúan cumpliendo la hermosa tarea de cultivar la esperanza, porque al fin  y al cabo «las flores siempre hacen mejor, más feliz y más  servicial a la gente. Las flores son la luz del sol y la medicina del alma».

El Cinco de Julio de Mil Novecientos Cuarenta y Siete, la Asamblea Nacional Constituyente sanciona la Constitución Nacional. Esa carta magna, es considerada como la primera constitución de verdadero corte democrático de Venezuela, pues en ella se establecía por primera vez la elección libre directa y universal. Igualmente esa Constitución incorporaba el derecho del voto femenino.

En esa histórica fecha y en especial referencia a la mujer venezolana, dirá Andrés Eloy Blanco, el poeta Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente que «Hoy, en el primer minuto nació la nueva Constitución de Venezuela. Están calientes sus pañales, calientes de convencida lucha, calientes de acción, de pensamiento y de pasión. Pasión, acción y pensamiento se  realizan cuando la acción está al servicio del pensamiento y la pasión se inspira en el pensamiento de servicio. La Constitución tiene un regazo para el niño de Venezuela. Y para que tuviera el tono y el estilo maternal, tiene la puntada de amor, el cairel de ternura, la tibia artesanía de conciencia que por primera vez en nuestra historia pudo dar la mujer venezolana para que la ley naciera en las rodillas de la madre».

En aquel histórico momento COPEI, una novedosa organización política del Humanismo Cristiano que nació públicamente el Trece de Enero de Mil Novecientos Cuarenta y Seis participó en esas elecciones, cuando aun no tenía un año de existencia. A través del voto directo, secreto y universal, en escenario inédito en el país, los venezolanos acudieron a las urnas y eligieron a 137 representantes de Acción Democrática, 19 de COPEI, 2 de Unión Republicana Democrática y  2 del Partido Comunista de Venezuela, quienes integraron el cuerpo legislativo.

Esa Carta Magna fue de muy corta existencia, pues será derogada por acto de fuerza luego del Golpe de Estado del Veinticuatro de  Noviembre de Mil Novecientos Cuarenta y Ocho. Entre la aprobación de la carta magna y el retornar a las dictaduras militaristas apenas transcurrió escasamente un año.

Esa Constitución hecha con puntadas de amor que nació en las rodillas de las madres, según la expresión del poeta,  se perdió  bajo las charreteras militares siempre gigantes en afanes de poder. La dictadura se impuso sobre todo con absoluta intolerancia. 

En el estado Táchira, el más importante bastión de la naciente Democracia Cristiana, la tiranía clausuró todos los espacios en donde la novel  organización desarrollaba actividades políticas. Se impuso un tratamiento represivo contra los derechos democráticos y humanos de los jóvenes dirigentes, que eran vistos y tratados como enemigos a muerte. La dictadura empleó en forma sistemática la fuerza brutal, incluidas la privación de la libertad y las torturas.

En esta tierra lindero de la patria,  las mujeres fueron la antorcha que iluminó los caminos para hacer historia al lado de los hombres, no como espectadoras pasivas o seres apolíticos, sino como valientes participantes cuyo compromiso fue más significativo por el rechazo que significaba la poderosa tiranía. Ver el nacimiento y desarrollo de COPEI  a través de los ojos femeninos, nos brinda una más rica lectura de lo que representa la lucha de las mujeres para la construcción de una Venezuela mejor.

Hasta ese momento, la invisibilización de la mujer había servido para excluir a esas grandes mayorías de la toma de decisiones, de la participación política, del disfrute de una vida digna, del bienestar social; en suma, del respeto a su condición de persona.

En esta hora, al recordar que el  Trece de Enero de Mil Novecientos Cuarenta y Seis se fundó COPEI como organización política inspirada en los ideales del humanismo cristiano, viene el recuerdo agradecido al COPEI del Táchira. A sólo dos meses de la creación de la organización en la capital del país,  el Veinticinco de Marzo de Mil Novecientos Cuarenta y Seis, dirigimos nuestra mirada al viejo «Teatro Garbiras» de San Cristóbal y nos encontramos con el acto fundacional de la organización, impulsado con el mecenazgo de una extraordinaria mujer: Doña Inés Labrador de Lara.

En la partida de nacimiento de COPEI en el Táchira asienta su firma el Doctor Francisco Romero Lobo como su primer Presidente pero también firman el Acta Constitutiva Doña María Berti de Jaimes, Doña Josefina García de Tamayo, Doña Elena Duran de Zaa, Doña Matilde de Branger, Doña Ercilia de Colmenares y Doña Isabel Teresa Fornes. Más tarde se incorporará a esta marcha de esfuerzos generosos Doña Carmen de Ortiz y Doña Carmen de Valera. 

Una vez derrocada la dictadura militar, portarán las banderas de la esperanza Doña Rebeca de Abreu,  Carmen Fernández, Margarita Quiroz, Doña Domitila de Molina, Doña Josefina de Márquez, Rosario Cárdenas, Nelly Hernández de Azara, Doña Transito de Pastrán, Rosa Lobo, Carmen Rosa Pérez, Flor Silva de Rincón, Gladys García, Hilda Cárdenas, Doña Tránsito de Vivas, Delfina Sandoval, Filomena Pizani, Doña Delia de Díaz, las hermanas Gómez Serrano, Chela de Caballero  y Doña Yolanda de Parra.

Con el paso del tiempo y gracias a un importante proceso de formación ideológica, la presencia femenina se enriquece con  valientes mujeres que asumirán la tarea de luchar por la justicia social como Ligia de Molina, Carmen Patiño, Alicia Zambrano, María Antonia Chacón, Bettina Angulo, Omaira Silva,  Delia Patiño e Iraima Ruiz de Guerrero, 

Con estas y un millón más de mujeres se han librado las más hermosas batallas por la dignidad de la persona humana. Cada acción por ellas realizada tiene «El tono y el estilo maternal, tiene la puntada de amor, el cairel de ternura, la tibia artesanía de conciencia que solo puede dar la mujer venezolana».

Humilde recuerdo en esta histórica fecha a todas las mujeres, a esos seres humanos que siguen siendo la única fuerza capaz de expulsar a los tiranos y a las falsas deidades. Como afirmaba el filósofo: «La lucha que mantienen las mujeres, posee la certeza de la victoria porque tiene la obstinación de las primaveras».

Elevamos un salmo de gratitud a las mujeres de la hora inicial y a las mujeres de la hora actual. Ellas dan ejemplo de conducta en cuanto a coraje, firmeza y honradez de principios y de ejecutorias. Estas mujeres han entregado sus vidas por la libertad y en su irrenunciable vocación quijotesca son las primeras en anotarse y las últimas en retirarse. 

Hoy transitamos por áridos desiertos pero podemos afirmar con la novelista y poeta Marie Sarton, que «Un jardín es siempre una serie de pérdidas contra unos pocos triunfos como la vida misma».

Saludo y reconocimiento a todas las mujeres compañeras de ideales. Esos seres que van más allá del más allá, porque están hechas de esperanza y son capaces de luchar «con la obstinación de las primaveras». 

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