La economía productiva y la salud
Escrito por Jaime Molina   
Jueves, 03 de Septiembre de 2009 08:57

altEl cuidado de la salud es un derecho, que tiene cabida dentro de un sistema, como un beneficio que se recibe al ser socio del mismo. Sin embargo, persiste la discusión sobre la forma de ofrecer y financiar este servicio básico: es el problema que se debe resolver. Mientras unos creen que tiene que ser financiado con impuestos, que es una manera de socializar la medicina; otros consideran viable un sistema mixto: un porcentaje de la población desembolsa de sus haberes; otra porción –que por razones económicas no pueden abonar su valor– perciben servicios gratuitos cubiertos por el estado, también financiados con impuestos. Un tercer grupo, está financiado por los empleadores, que sufragan estos servicios a sus trabajadores; con lo que se convierten en costo productivo, que terminan pagando los consumidores o contribuyentes. En esta alternativa, la mayoría de pequeños negocios, no pueden traspasar este tipo de costos a los precios finales, por cuanto descendería su nivel de competitividad, con lo que quedarían fuera del mercado.

El exceso de impuestos y un exagerado coste de tasas o contribuciones, se convierten en cargas para la economía productiva, al dar lugar a una disminución cuantitativa de los capitales disponibles para inversión y de los presupuestos familiares, que limitan su oferta y gastos en los mercados. Lo que reduce los espacios de producción, necesarios para la expansión de la económica productiva, a través de la demanda para satisfacer necesidades esenciales de la población. Es decir, el acrecimiento de impuestos hace menos productivo al capital, a la economía y, la sociedad, a la vez, es una fuente que da origen a una corriente progresiva de corrupción e ineficiencia.

En cualquier caso, los déficit fiscales y el incremento de impuestos son para las finanzas públicas, una misma vía, que conduce a la economía productiva hacia generar inflación, en deterioro del nivel de vida de la población.

En tanto, los servicios médico-dentales y, medicinas, tienen en la actualidad precios elevados, que seguirán en aumento. Sin duda, fomentan las condiciones, que llevan a una situación deficitaria y deficiente a los sistemas estatales de salud, como al alza, aún todavía, de los precios de seguros privados. Por lo que, estos constituyen un creciente gasto para los presupuestos personales o familiares.

Una solución viable, es crear un sistema basado en una sociedad productiva de servicios (principio de solidaridad económica) como manera de fusionar el potencial económico, a través de asociar a la población en una cantidad variable en proporción, según lo determine las condiciones o necesidades y tamaño de cada mercado. Ello constituye una forma técnica para llegar al equilibrio entre costo productivo y capacidad adquisitiva real del salario, que permita ofrecer un precio medido, con relación a los ingresos de personas o familias, cuya suma de aportes de asociación puedan financiar un servicio eficiente, desde valores acordes con presupuestos, tanto como de las rentabilidades de inversión.

De modo que se tiene como regla económica ajustar sus costos de producción a la provisión de servicios, con un margen de rentabilidad de autofinanciamiento, que cubra gastos administrativos, funcionamiento e inversión para mantener una evolución y el desarrollo del sistema. No obstante, podrá exigirse calidad tanto a personas/profesionales, como a las instituciones e industria conexa, al estar en capacidad de pagar su costo.

Este sistema deberá ser administrado, a través de una institución de derecho privado, de propiedad y fines públicos, bajo un régimen de autogestión orgánico/corporativo para funcionar con una total autonomía administrativa/financiera y presupuestaria auto-financiable. Al igual, la administración institucional autónoma de hospitales públicos que comprende funcionamiento y mantenimiento. Los proveedores de salud privados tienen opción para prestar servicios mediante derechos contractuales de afiliación al sistema.

El estado, podrá mantener programas temporales o permanentes –subvenir económico total o parcial- para personas de bajos ingresos. Es decir, cubrir el valor mensual por asociación de servicio, resultará mucho menos costoso para el fisco, que acrecentar de manera desmedida, el gasto para mantener un gigantesco cuadro dentro de un sistema de cobertura gratuita y universal de dichos servicios. En tanto, los jubilados y desempleados pagarán sus aportes respectivos, de un porcentaje asignado en su cuenta de ahorros personal para cubrir este concepto, en el contexto de una nueva seguridad social.

Las actividades preventivas de salud estarán bajo responsabilidad del estado, costos que también serán subvencionados con la rentabilidad productiva de sus propias inversiones. Es decir, los inversionistas, además del estado, son sus propios asociados, que a cambio reciben la rentabilidad de prestación de servicios, como derechos de afiliación por asociación económica, que es un nuevo arquetipo dentro de una economía de mercado, a fin de garantizar que pueda funcionar este sector productivo de la salud.

Sin embargo, cabe recordar que siempre que se implementa algo nuevo, no todos lo aceptan, al menos de buen agrado; aun incluso, como en este caso, que se da primacía los intereses de los individuo/sociedad y de la economía productiva. Es decir, este sistema no sólo provee un servicio eficiente a precio asequible, sino que sirve de efecto multiplicador, al ser motor de desarrollo tanto para el mismo sector de la salud –que incluye empresa privada- como hacia otros sectores de la economía productiva.

La economía de mercado para tener un incremento de producción, debe mantener un nivel de crecimiento real, a través de un desarrollo económico sustentable: que es, la prosperidad de los pueblos, con la satisfacción de sus necesidades imprescindibles. Este objetivo, requiere que todo capital circulante sea invertido en los sectores productivos de la economía para obtener una rentabilidad real. Mientras, el individuo, al consolidar una posición sólida –desde la rentabilidad de trabajo o inversiones en producción- que tenga una propicia liquidez con sus ingresos –crecimiento horizontal- deberá ser su propio impulsador para mejorar y mantener el nivel de vida personal o familiar, dentro de una sociedad de economía de mercado, que ofrece tales condiciones y requerimientos.

Esta, es materia complementaria de la tercera vía que, como solución, ofrece la propuesta del libro titulado: "Economía Siglo 21: Capital de Asociación de Mercado".

(*): Consultor Económico

Fuente: La Vanguardia


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