Kundera te invita a “La fiesta de la insignificancia”
Escrito por Iván R. Méndez | X: @ivanxcaracas
Lunes, 15 de Septiembre de 2014 10:31

altA sus 85 años, y sin publicar narrativa desde los 71, Milan Kundera afirma su juventud intelectual con una novela lúdica y retadora,  que interroga sobre "la era de la posbroma" y no propone ningún sistema para entender al mundo,

 
Leonora Carrington: avestruz luminoso
Escrito por Juan Guerrero | X: @camilodeasis
Jueves, 11 de Septiembre de 2014 12:29

Lecturas de papel
Leonora Carrington: avestruz luminoso
Juan  Guerrero (*)
Si he de envejecer desearía hacerlo en Japón, en Marruecos o en Alejandría. Y es porque en esos sitios a los ancianos se los tiene por seres especiales. Se les respeta, venera y considera personas importantes porque conocen la alquimia del saber ancestral de sus familias.
Los ancianos son por ello holgazanes, perezosos y felices. Lo decía George Moustaki quien deseaba envejecer en su amada Alejandría de los múltiples olores y sabores.
Por estos días he soñado con el libro La trompetilla acústica (The Hearing Trumpet, 1976) y he visualizado la cubierta de una mariposa con dos grandes orejas que simulan alas. La traducción, de Monte Ávila editores (1977) la hizo Renato Rodríguez, el extraordinario escritor venezolano, autor de Al sur del Equanil.
La trompetilla… es una novela donde la ancianidad fija su protagonismo y establece sus propios saberes. Es un relato donde Leonora Carrington (Inglaterra, 1917 – México, 2011) describe la vida de una anciana y sus múltiples experiencias en un asilo. Obligada a refugiarse en sus sueños donde reside su verdadera libertad que la hace fuerte y a la vez apasionada por la vida.
Relato acaso irónico y de lectura amena, sin embargo la escritora introduce una visión de la vida que es aquella que conoció en su niñez. Formada en un hogar donde la severidad aristocrática patriarcal fijaba la educación entre monjas espantadas por su  capacidad para usar sus dos manos y también para escribir en espejo, de izquierda a derecha y a la inversa.
Su otra educación, esa de historias de la cultura celta-irlandesa la recibe de su abuela, madre y nana. Es un mundo de hechiceras, magas y míticos  sidhe que la rodean constantemente y le permiten conocer ese otro mundo paralelo que es la magia, el esoterismo y el tarot.
Conocida generalmente como pintora y escultora, Leonora Carrington pertenece a la tríada de mujeres surrealistas, donde destacan Frida Khalo y Remedios Varo. Desde su adolescencia se vinculó con los protagonistas del movimiento surrealista, en su temprana e íntima relación con Max Ernst, el pintor cara de pájaro que tan bien lo describió Anaïs Nin. Posteriormente en París conocerá a Bretón, Picasso, Miró, Dalí, asiduos tertulianos del café Les Deux Magots.
Sin embargo, la pintura de Carrington no puede ser catalogada como totalmente surrealista pues es el mundo onírico, mágico de su infancia lo que se muestra en sus múltiples cuadros.
Artista irreverente y de escritura directa y sentenciosa, su densa obra literaria la componen, La casa del miedo, 1938; Una camisa de dormir sin franela, 1951; El mundo mágico de los mayas, 1964; La dama oval, 1939, entre otros. En todos ellos se encuentra un universo escritural donde se alude al mundo de la magia, la Kabbalah, el Sephirot, la alquimia y la búsqueda del santo Grial.
Marian Leatherby, la anciana de 92 años que se va construyendo en La trompetilla…, junto con su entrañable amiga Carmilla, quien le obsequia la trompetilla, descubre un mundo único, donde las voces, los sonidos y a la vez, las visiones aparecen entre espejismos de experiencias de una irrealidad-realidad que se hacen verosimilitud en las reflexiones y diálogos a lo largo de la novela.
Escritura en su primera parte jocosa, llena de humor y hermosamente trazada por un lenguaje poético que asombra y deslumbra. Su segunda parte, sin embargo, mantiene un ritmo lento y evocador, donde el misterio y la irregular escritura se cierran a lo simbólico, al más puro y ancestral esoterismo.
Luchadora desde su juventud en los movimientos pacifistas y antifascistas, se enfrentó al militarismo y al nazismo y por ello sufrió persecución y destierro, pues debió emigrar a México donde pasó el resto de su vida. Parte de su biografía se encuentra reseñada en una extensa entrevista que le hace Elena Poniatowska. De ella y de otras entrevistas, extraemos algunas de las reflexiones de esta extraordinaria escritora y pintora: “La razón debe conocer la razón del corazón y todas las demás razones.” “Una vez un perro ladró a una máscara que hice. Ha sido el comentario más hermoso que he recibido.” “Hoy vivo entre el aburrimiento y la vergüenza de pertenecer a un género animal como el ser humano. Por eso me gustaría ser un elefante, pero salvaje, no dejarme de nadie; aunque la tortura  continúa dentro de la poca libertad que logré.
Escritora a destiempo, lacerante en sus reflexiones y absolutamente comprometida con la vida, la libertad y la pasión por el arte y la literatura, Leonora Carrington nos introduce a un mundo de lucidez por la absoluta realidad, su cotidiana existencia donde sentencia: “No sé qué ha pasado en el mundo este fin de semana. No quiero saberlo. Permitidme ser avestruz por esta noche. Solo por esta noche porque mañana ya es lunes…
(*) Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla / @camilodeasis

altSi he de envejecer desearía hacerlo en Japón, en Marruecos o en Alejandría. Y es porque en esos sitios a los ancianos se los tiene por seres especiales.

 
El palo a pique de René
Escrito por Juan Guerrero | X: @camilodeasis
Domingo, 07 de Septiembre de 2014 18:39

Lecturas de papel
El palo a pique de René
Juan  Guerrero (*)
En Ciudad Bolívar, la otrora Angostura realista y monárquica, el palo a pique o paloapique, es una comida que tiene larga tradición en la gastronomía guayanesa. Posiblemente fue traída a esas tierras acuosas y telúricas desde los llanos centrales venezolanos.
Y quién sabe si en la expedición que organizó el capitán barinés Miguel de Ochogavia junto con fray Jacinto de Carvajal, hacia 1647, más de un soldado-poeta incluyó en su dieta ese estupendo plato gastronómico.
Cierto que el recio capitán y el polifacético fraile cantaron, declamaron y escucharon música mientras comían y  buscaban la desembocadura del río Apure. Lo lograron y más que eso, por el río Orinoco fueron a parar hasta Angostura donde pernoctaron, y más de un soldado inició su propia aventura y fundó familia y tradición poética.
Lo cierto es que en Ciudad Bolívar existió un poeta quien además de cultivar la versificación y el ritmo del ars poético, sabía mucho del arte culinario y de la gastronomía guayanesa.
Una de las últimas veces que nos vimos fue en su amplia y acogedora residencia. En la intimidad de su hogar René Silva Idrogo (Ciudad Bolívar, 1935-2012) nos mostró su otra faceta. Junto con los escritores Carlos Yusti, Blas Oronoz y Nestor Rojas, nuestro amigo se dedicó a juntar ingredientes, mezclar caldos, y entre esos hervores de exquisitos olores, cual antiguo alquimista de extraños conjuros y ritos, nos iba explicando la manera como cocinaba su propio paloapique.
Pero a la vez que mostraba su saber y sabor sobre este histórico manjar, también iba comentando su otra pasión, la poesía. Y es que la poética de Silva Idrogo mantiene en su cadencia, tanto el saber de la cultura guayanesa, como el sabor que a través de sus imágenes, transmite en su densa obra literaria.
Existe en su estructura poética una gustosa versificación donde se siente la densidad de una escritura que se nutre de un entorno que es acuoso, luminoso y que constantemente fluye, y es río dulcísimo que en su humedad colma el cuerpo poético en toda su obra.
Por ello la palabra poética en Idrogo es en esencia sensualidad y erotismo (vida), centrada en una moralidad donde habitan (moran) presencias femeninas que constantemente marcan la amorosidad en su temática.
En la poesía de René Silva Idrogo la palabra poética es esplendor de creciente lucidez. El asombro no es tanto por lo grandioso ni por la desmesura, sino por aquello que es sencillez y que habita en la cotidianidad de nuestras vidas. De su último libro, De rías, (2004), mencionamos:  “Hay árboles que lloran con desidia / su ración de hojas secas / Que gimen con la savia / de los aires candentes / Engullen la tristeza / jugando con el sol / un ajedrez de sombras / Reptan por la piel / de bruscas cicatrices / Los he visto en las noches / sentados en coloquios / abriéndose de angustia / en los pechos vacíos / Los he visto en vitrales / vibrando en pirotecnia / de ruda sinfonía / Los he visto en sudarios / de lágrimas infames / conspirando paisajes / temblorosos y solos / los he visto.”
Su obra literaria la componen,  La Tea encendida (novela), Flash y la memoria de la ciudad (testimonio), Las pirañas del cielo, Retazos, En el nombre de Hipócrates, El CDN y la disolución, entre otros.
René Silva Idrogo fue, además de poeta y ensayista, médico y político. Ejerció la administración como gobernador del estado Bolívar. En su actuación pública siempre fue fiel a su pensamiento crítico frente al Poder. Esto causó enemistades y alejamientos con el liderazgo político del partido donde militó. Sin embargo, aunque se alejó de la actividad partidista jamás abandonó su oficio como hacedor de la poesía.
Siempre regresaba a su fuente primigenia, el río y su inmenso caudal. Esa presencia que es obligado comentario entre quienes viven en la antigua Angostura. Porque el río lo es todo en las culturas orinoquenses. Es abundancia y encantamiento. Es vida y eternidad. Sombra y tiempo que se alarga mientras fluye esa esencia dulce que moja en su delta al mar oceáno.
“Sangran las manos / Sin navegar el odio / mientras sus propias carcomidas venas / escapan / y el hombre / no mitiga un átomo siquiera / de su oceánica / soledad.”
(*) Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla  /  @camilodeasis

altEn Ciudad Bolívar, la otrora Angostura realista y monárquica, el palo a pique o paloapique, es una comida que tiene larga tradición en la gastronomía guayanesa.

 
Leer para ser libre
Escrito por Juan Guerrero | X: @camilodeasis
Jueves, 28 de Agosto de 2014 16:00

Lecturas de papel
Leer para ser libre
Juan  Guerrero (*)
Hace ya algunos años leí Como una novela, del profesor Daniel Pennac. De los derechos del lector, menciona uno que es ciertamente curioso: el derecho a no leer.
Para muchos especialistas “la lectura es un placer”. Esto se convirtió en un eslogan en la promoción del libro y la lectura, por los años ‘90s., cuando se realizaron programas realmente serios, con la participación de docentes e investigadores de universidades públicas venezolanas.
Leer es ciertamente un placer. Sobre todo en los períodos iniciales de la lectura. Tanto en el modelaje de quienes se inician, sean estos niños y jóvenes, como en quienes desarrollan posteriores hábitos de lectura y escritura, sean estos lectores iniciales o en etapas intermedias.
Sin embargo, en lectores más avanzados, denominados lectores fluentes o independientes, la lectura se convierte en algo más que un placer y un hábito. Es una actitud y un compromiso de vida. Por lo tanto, deviene acto político (no confundir con partido o grupo) que desarrolla la consciencia lectora y transforma al lector y al usuario de la lengua escrita, en sujeto activo que se transforma y transforma su entorno.
La lectura está inserta en nuestro entorno y en este sentido, es la vida misma el primer libro que todo ser humano lee. Leemos constantemente nuestro entorno bien que en nuestras primeras etapas apenas balbuceamos palabras. El color, la textura de los objetos, su forma, el sonido, el olor y los sabores van moldeando nuestro gusto, nuestro sabor y saber por la existencia.
Por eso cuando nos encontramos con un texto escrito, sean mensajes publicitarios, anuncios, noticias de periódicos y revistas, hasta los libros como tales, buscamos reconocer en alguno de sus detalles, rasgos de nuestra experiencia primigenia de ese inmenso libro que es nuestro entorno.
Reconozco el aporte que sobre el modelaje y el interés por la lectura aportó el ex presidente Hugo Chávez Frías. Independientemente de sus posturas ideológico-políticas el desarrollo del modelaje lector hacia grupos sociales altamente descuidados en épocas pasadas, fue altamente positivo. La posterior iniciativa de los procesos de alfabetización incorporó a millones de ciudadanos en procesos medianamente complejos de lectura y escritura.
Sin embargo, a más de diez años esas experiencias no se han terminado de incorporar a los procesos formales de enseñanza-aprendizaje de una real y verdadera Educación Idiomática. Aún se sigue arrastrando con la maniquea práctica de la enseñanza de la lengua de manera mecanicista y profundamente gramaticalista.
La advertencia que desde hace más de 25 años indicó la UNESCO sobre los peligros del analfabetismo y el analfabetismo funcional como enemigos del desarrollo integral de los pueblos, se cierne sobre nuestro país día a día.
Si bien Venezuela pudo ser declarada como zona libre de analfabetismo en la década pasada, el riesgo del analfabetismo funcional se está convirtiendo en un fantasma que impide el pleno desarrollo de nuestra sociedad.
La variedad en la selección de lecturas en textos pedagógicamente seleccionados, según la edad del neo lector, forman parte del interés en la promoción de la lectura y la escritura.
Y es que, según indica Pennac en sus derechos del lector, el verbo leer no admite ningún imperativo. Es algo así como el verbo amar. A nadie se le debe imponer que ame, como tampoco que lea. Ama! Lee!. Así, de golpe y porrazo, aleja al sujeto de su interés por la lectura.
No solo el intento por imponer determinas lecturas aleja al sujeto, también lo predispone negativamente a una experiencia que quizá inicialmente pudo interesarle. Por eso el acto de leer siempre será un ejercicio de libertad para todo ser humano porque está grabado en su memoria y es parte de su carne y de su sangre.
El peligro de un retroceso en la difusión y promoción de la lectura y escritura está llevando, a muchos ciudadanos inicialmente alfabetizados, a etapas de estancamiento y atraso que impiden formar profesionales con altos niveles de excelencia académica y lo que es peor, al descuido y olvido de sus actos de hablas para transmitir y fortalecer el propio idioma español venezolano.
Por esta y otras razones, la aparición en el escenario nacional de liderazgos políticos, militares, económicos y académicos, están dolorosamente cruzados por individuos con una lastimosa práctica idiomática. En ellos se pueden detectar rasgos de un fuerte analfabetismo funcional, una subcapacitación idiomática donde no existe coherencia ni cohesión, ni mucho menos lógica discursiva.
Se hace indispensable planificar un programa nacional de lectura y escritura donde la orientación académica universitaria, a más de la participación de escritores y artistas, como también las organizaciones políticas, unan esfuerzos en la difusión y promoción de la lectura y escritura.
(*) Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla / @camilodeasis

altHace ya algunos años leí Como una novela, del profesor Daniel Pennac. De los derechos del lector, menciona uno que es ciertamente curioso: el derecho a no leer.

 
El naufragio
Escrito por Héctor Concari
Domingo, 24 de Agosto de 2014 08:04

HÉCTOR CONCARI
El naufragio
E xiste un tipo de cine que algún crítico francés llamó El cine de la crueldad. El crítico en cuestión se llamaba André Bazin, fue el mentor de unos jóvenes rebeldes que luego pasarían a la dirección con el nombre de Nouvelle Vague, y en esa categoría agrupó a unos cuantos consagrados: Hitchcock, Buñuel, Dreyer, Erich von Stroheim y algún otro.
No es difícil encontrar el patrón común.
Estos directores hurgaban en lo más oscuro del alma humana, ponían a sus personajes en situaciones emocionales extremas y, de forma tortuosa, iluminaban eso que podríamos llamar la condición humana. Bazin murió en el 58 y el mote no tuvo mayor repercusión, pero vale la pena exhumarlo a la hora de hablar de Michael Haneke. Es alemán, es el niño mimado de la crítica (especialmente francesa) y sus películas son un muestrario de, precisamente, la crueldad. Algunos ejemplos: en Funny games de 1997, dos sicóticos aterrorizan a una familia que vacaciona al borde de un lago (la rehízo 10 años más tarde en Estados Unidos). En La pianista, una relación masoquista entre una pianista sexualmente reprimida y su alumno aflora con pésimas consecuencias. Caché, es la crónica de otro acoso, el de una familia bien avenida por alguien que los filma en secreto. En La cinta blanca, los niños de un pueblo alemán antes de la primera guerra mundial son mortificados por una rígida educación, insinuándose que esas represiones y conflictos ocultos están en la base del alma germana y harán eclosión años más tarde cuando el nazismo. Con Amour, redobla la apuesta. Una pareja de ancianos (Trintignant y Riva, dos íconos del cine francés) lleva una apacible vida de ex músicos, ya jubilados. Ella comienza a tener problemas de salud que comprometen primero su movilidad y luego su raciocinio. El final se anticipa en la primera escena, cuando los bomberos irrumpen en el apartamento. Esa crueldad inicial de forzar la puerta se atenúa en el largo raconto que es la película que empieza a narrar, en el parsimonioso estilo del director, las progresivas situaciones que enfrenta la pareja, desde un inicial escape de la realidad, hasta el desenlace, pasando por el progresivo, minucioso, entomológicamente cruel deterioro de la protagonista y con ella, del marido que debe cuidarla y se ata a ella en una última prueba de amor. La crueldad no está en la situación, que en sí misma es más bien de una abracadabrante ternura y devoción, sino en el tratamiento que Haneke, en su mejor estilo le da. Parece haber un desatinado y perverso placer en explorar minuto a minuto, las horas muertas, el tiempo que pasa, sin que ocurran muchas cosas, salvo la inevitable degradación de un cuerpo y una mente, escoltados por un marido que poco puede hacer y una hija que cuenta, sin mayor convicción, problemas que poco o nada importan. Porque Amour es un film sobre la tristeza, sobre la inevitabilidad de la muerte, pero ante todo sobre un peaje terrible que se debe pagar, y de paso hacerle pagar a los más próximos, sin que las opciones sean buenas. Y todo transcurre en una atmósfera apacible, de una tranquilidad que apenas se interrumpe ante una enfermera desconsiderada en el trato, una bofetada de frustración o discusiones en círculos respecto a qué hacer.
Sin duda es una obra mayor en la carrera del director, porque al margen de la gratuidad de los actos de films anteriores, que solo revelaban la infinita capacidad de maldad de los intrusos, o de los educadores (o de un adolescente en Benny’s video), lo que Amour plantea es la individualidad frente a lo inevitable. Todos morimos solos, verdad de Perogrullo, pero el drama aquí no es la muerte, que viene a ser más bien una liberación, sino el minucioso proceso por el cual, con sufrimiento propio y ajeno se llega a ella. Y a esto se superpone el tema del amor del título, que termina mostrándose en su faceta más terrible. En su alrededor gravitan algunos personajes mínimos, un ex alumno hoy consagrado, una pareja de conserjes serviciales y alguna situación externa como el entierro de un amigo. Después el mundo exterior se reduce a una paloma que invade el apartamento y se resiste así como luego lo harán los bomberos. Es un film terrible, de un director que parece regodearse en la crueldad última e inevitable de la existencia y que uno no sabe si admirar o detestar. O ambos a la par juntos.
Amor (amour)
Francia-Alemania, 2012
Director: Michael Haneke.
Elenco: Jean Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert
Tal Cual

altExiste un tipo de cine que algún crítico francés llamó "El cine de la crueldad". El crítico en cuestión se llamaba André Bazin, fue el mentor de unos jóvenes rebeldes que luego pasarían a la dirección con el nombre de Nouvelle Vague,

 
Impresiones de anverso y reverso
Escrito por Labajim
Sábado, 23 de Agosto de 2014 16:09


IMPRESIONES DE ANVERSO Y REVERSO
Labajim
“Matrimonio” de Carlos Jaureguialzo (2013): Filme intimista y fieramente cotidiano, en pocas horas nos muestra una crisis matrimonial que ya tuvo y, seguramente, después, tendrá ss peores momentos.  El planteamiento es el de las cámaras que, desde el inicio, con su propio e intransferible lenguaje, nos pone en autos y sin prisas innecesarias, sobre la crisis que silenciosamente (SIC) atormenta a la pareja: Cecilia Roth y Darío Grandinetti, insuperables. Hay escenas estupendas como la taquicardia que ella, la pianista de notas de las no nos priva para dibujar el conflicto interno,  sufre o dijo sufrir. Conoció a un tercero que el director nunca devela, porque en ella tampoco lo está enteramente: “!acostáte!”, le aconseja la médico y amiga que inmediatamente la auxilia, para saber de él y si hay firmeza real en lo que experimenta. Moral práctica de estos días que está reñida con los escrúpulos de su formación y conformación amorosa. Él, el marido, afectado por la incertidumbre tan extrema que siente, dándole a ella el beneficio de la duda, deambula de la funeraria al terapeuta que aplaza una respuesta. Al final me parece que hay es una tregua, una tregua del simple llamado carnal. Un armisticio que deja abierta cualquier posibilidad. Pero el mayor mérito se me antoja es estrictamente cinematográfico, como hacer que un franco de perfume hable, tratando de zanjar una crisis creativa del publicista, como dando un código de relacionamiento. Recurso empleado antes que no significa demeritar al director,  gustó mucho la historia, la misma historia contada como dos caras de la misma moneda que inadvertidamente, cual monje zen urbano, lanza y rebota el violinista del subterráneo, anudándolos. La primera parte son los hechos desde la perspectiva de él y, la segunda, los mismos hechos desde la perspectiva de ella.  Él quiso descubrirla en el andén y, sin saberlo, ella lo descubrió al marchar el tren en una situación confusa. Hasta que fue inevitable, tras el pertinaz cigarrillo, alborotarse en las escaleras donde esperaban el nacimiento del sobrino. Quizá un aviso del otro bebé que los puede unir más adelante, al tener un nieto de la hija y su detestable asalta-cunas que toleran por la red. Por lo demás, la calle bonaerense da cochina envidia: sin rejas, sin motorizados, sin atracadores al acecho. Puede verse en: http://www.peliculasflv.co/2013/09/matrimonio-2013-online-latino.html

alt“Matrimonio” de Carlos Jaureguialzo (2013): Filme intimista y fieramente cotidiano, en pocas horas nos muestra una crisis matrimonial que ya tuvo y, seguramente, después, tendrá sus peores momentos.

 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com