Notre Dame petrolero
Escrito por Siul Nagarrab   
Martes, 16 de Abril de 2019 06:36

altLa conmoción universal llega a las redes digitales por el incendio de Notre Dame, incluyendo un mensaje del europarlamentario González Pons,

quien refirió: “… Todos nos estamos quemando ahí, hasta lo que no saben que se queman”. Quizá pudo decir, a todos nos alarma la inmensa fogata, incluyendo a los que ignoran qué cosa devora.

Nos familiarizamos con la catedral, gracias a los textos escolares y, más adelante, la literatura que no pudo evadirla. Quizá las viejas y repetidas charlas televisivas de Arturo Uslar Pietri, consumado eurocentrista, por ejemplo, hizo demasiada aburrida alguna posterior oferta viajera en la que no aparecía expresamente señalada el Pigalle y sus promesas de diversión nocturna.

Hay quienes nos tildan dominicalmente de ociosos, pero esta vez realmente lo somos en un día de forzado asueto madurista al hacer una rápida encuesta telefónica entre diez amigos contemporáneos: de los cinco que alguna o varias veces conocieron a París, apenas uno se tomó una fotografía a las puertas de la catedral y otro, efectivamente, tuvo la fortuna de recorrerla interiormente. Lo curioso es que, precisamente, una de las personas que más golpes de pecho se ha dado ante la “irreparable pérdida de la iglesia de la ciudad luz”, como puso en las redes, y de las dos o tres veces que estuvo encaramada en la Torre Eiffel para la fotografía terriblemente acostumbrada, no se le ocurrió pisar Notre Dame y, menos hacer las largas colas para ver a la Monalisa o reflejarse en la pirámide de Pompidou.

Turismo petrolero aparte, esperemos al qué dirán las investigaciones del siniestro, aunque nos preguntamos sobre lo que podría ocurrir acá con alguna joya arquitectónica o un emporio de arte sobreviviente, ajenos a todas las previsiones y dispositivos que poseen los parisinos. Nos ha impresionado ver algunos hidrantes de emergencia dispensando el agua que la dictadura niega, pero también aquellos que están completamente secos a pesar de la vecindad con una escuela u hospital.

A esta hora no sé qué ha dicho, por ejemplo, Michel Houellebecq en torno a la tragedia, pero – de antemano – sabemos que los resortes de las diferencias religiosas, raciales, etc., están por dispararse. En verdad se trata – Notre Dame – de una gran obra de fe, con siglos a cuesta, y ojalá no haya un fanático sindicado que hizo lo que se negó hacer el propio Hitler: destruirla, aunque sea a medias.

 

Fotografía: GEOFFROY VAN DER HASSELT AFP

 


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