Dwiki Dharmawan : “Rumah Batu” 2018
Escrito por Jordán Quintero   
Jueves, 09 de Agosto de 2018 00:00

altUn Chick Corea indonesio trepidante de orgullo de su cultura y su mejor modo de brindarla al mundo : el jazz .

 

Aunque las siempre odiosas comparaciones nos den una rápida referencia a manera de sintetizar argumentación, lo cierto es que en el Arte equiparar la obra de alguien con un referente sólo consigue establecer unos falsos niveles de evaluación, pues nunca los factores que fraguaron una obra en cierta y determinada circunstancia se van a repetir entre las motivaciones de otro hacedor de arte en otra instancia de lugar y tiempo.  Al mencionar a C.Corea quiero dimensionar la importancia que este pianista y tecladista indonesio de jazz ha de tener entre los que, tras cada una de sus grabaciones, hemos venido saltando de admiración a éxtasis, ganando a cada trabajo discográfico un nicho muy merecido como para considerarlo entre los grandes de nuestros días. El pasado 15 de Mayo 2018 el sello MoonJune Records lanza el nuevo álbum “Rumah Batu” contentivo de 8 piezas, todas compuestas e interpretadas al piano acústico por Dwiki Dharmawan (19 de Agosto 1966, Bandung, Java occ. Indonesia), ícono cultural y activista de la paz de ese extenso archipiélago asiático que comprende más de 17.000 islas, y cantera cultural sonora de una extensa, milenaria y rica tradición musical. “Rumah Batu” significa (en indonesio bahasa) “la casa de piedra”, se nos presenta como un desafío de categorización donde se eclipsa tanto al Jazz progresivo, como al género de la World music en un abanico abundante de sabores étnicos con un núcleo donde reside el espíritu libre, la esencia sin pretensión que epitomiza el hacer de los grandes del jazz, para dar una genuina visión sin paralelos del genio de Dharmawan como protagonista que articula hoy por hoy la continua evolución del jazz y la música total del siglo XXI.

Que venga tan extraordinaria muestra de calidad y buen gusto desde el lado opuesto de nuestro planeta es otra razón más que adorna y enaltece esta maravillosa placa discográfica, porque --- la verdad sea dicha --- es absolutamente nulo que en la vorágine chiclera de la mente (si la tienen) de los musicalizadores de nuestras radios (¿son nuestras?) alguna vez, así sea por equivocación o despiste, se les haya ocurrido programar , aunque fueran tres irrisorios minutos, de música que no sea la meramente ordenada por Billboard, o por el ELN de la molienda vallenatera-caribeña; y ni qué soñar conque por esos canales pasen filtros de expresión musical asiática, o del medio oriente. Debe ser que ellos juzgan a su público cautivo como ---a imagen y semejanza--- incapaz de tolerar semejantes expresiones venidas del más allá de no sé dónde!  Es parte de la filosofía criolla de mirar al mundo por el ojo de una aguja, con la más miope estrechez, y donde todos pensemos y hagamos lo mismito que hacen los demás. ¿Para cuándo es el carnet patrio para pensar igual? 

En específico, hablar de Indonesia, su milenaria cultura, y los jóvenes cultores del jazz asiático es expandir un rico muestrario de refulgentes músicos, calidad A-1, quienes sin complejos culturales ni técnicos, han sabido ponerse al nivel de las circunstancias actuales para crear y emanar un sonido con mucha vitalidad expresiva y valedera, tomando como valioso recurso de expresión la enorme saga de sonidos, timbres y sensaciones que provienen del antiguo sistema tonal gamelán, base de la música tradicional de Bali, Sundra y Java. Quizás extraños nombres como los guitarristas Tesla Manaf, Tohpati, o Dewa Budjana, bajistas como el extraordinario Indro Hardjodikoro, Shadu Rasjidi, bateristas y percusionistas como Demas Narawangsa, Dani Irjayana, Sandi Winarta, Arie Ayunir, Desal Sembada, Adrian Firdaus o Endang Ramdan, y un largo y abultado etcétera, nos hacen pensar que por aquel lado del globo el ámbito del jazz está en un álgido momento creador. Basta con decir que  --- y  gracias al sello disquero MoonJune ---- estos adalides de la cultura indonesia han tenido como invitados en sus diversas grabaciones a figuras occidentales del jazz tales como Jack DeJohnette, Jimmy Haslip, Mark Wingfield, Jimmy Johnson, Antonio Sánchez, Joe Locke, Gary Husband, Vinnie Colaiuta, Tony Levin, Peter Erskine, Dave Carpenter, Larry Goldings, Bob Mintzer, Howard Levy … y el desfile no para porque en este nuevo trabajo de Dharmawan, “Rumah Batu” se centra en un quinteto como matriz inusualmente configurado por la presencia de Yaron Stavi al contrabajo, Asaf Sirkis en batería (la misma sección rítmica de M.Wingfield), el guitarrista vietnamita (radicado en Paris) Nguyen Lé, y el bajista eléctrico español Carles Benavent, mejor conocido por sus colaboraciones periódicas para Chick Corea en “Touchstone” y “The Ultimate Adventure”. Al respecto dice la reseña de AllAboutJazz :”Reunir dos bajos podría ser un contexto cargado con posibilidades de muchos enfrentamientos, pero Stavi y Benavent de algún modo crean sus propios espacios dentro de los contextos musicales de Dharmawan, que a veces pueden sugerir a Corea y Hermeto Pascoal, pero, en otros lugares, evocando impresiones de Pat Metheny y Lyle Mays  (…) pero esta vez reemplazados por la tez del lejano oriente del pianista.” 

Aunque Dwiki Dharmawan en este álbum sólo se ocupa de ejecutar el piano acústico, su presencia es emocionante, cautivadora, rica en herencias culturales, tomando para sí todos los recursos que su destreza le permiten con holgura, pero sin ser omnipresente protagónico, y sin pretensiones de jugar un rol que ponga en peligro el equilibrio de los aportes que sus compañeros de aventura van aportando con mucha sindéresis en busca de que el tejido armonioso se tupa de hermosas armonías, cadenciosas, como en la pieza “Rintak Rebana” de inicio del álbum. Una apertura alegre y refrescante, con aire flamenco, que anuncia y pone en clima al oyente curioso. La expectativa se cumple y se descorre la cortina para dar paso a un hermoso tema vocalizado de gran sabor y ritmo oriental con flautas de carrizo, mientras el piano se enseñorea en el tema central de “Paris Barantai” que en 11 minutos y 43 segundos abre suficiente espacio para que , muy bien apoyado por la rica batería de Sirkis, Nguyen Lé se expanda libremente con su guitarra y un sonido que nos hace recordar al africano Leonel Loueke. Tanto la flauta Sa’at Syah como la vocalización le dan una rica textura a la composición que queda colgada en el éter como un suspenso de inacabada retahíla.  “Impenam” es una composición de Dwiki difícil de obviar, atrapante desde su mismísimo comienzo, pues las dotes de vocalización suspirante, lastimera a veces, lírica oriental, quizá mimosa hasta el desgarro de Dewi Gita nos colocan, por el arte de la magia musical, en un cálido valle de bambú y cascadas, donde la ráfaga del monzón cercano eriza el arrozal tierno y trémulo. Ya a estas alturas, y en apenas la tercera pieza del álbum, el vuelo es distante y cada vez más grato, aunque sin extrañar el mundo occidental nos vamos adentrando a un terreno más expansivo y abierto imaginariamente por un dúo al unísono de flauta y piano en la pieza más corta del álbum :”Janger” de 5´59´´ que lúdicamente pareciera transitar escalas que tanto la guitarra de Lé como el bajo de Benavent, la flauta de Syah, o la batería de Sirkis resuelven de muy jazzista manera respondiéndose unos a otros, y concluyen al unísono como si de un rock se tratara.

La Suite Rumah Batu dividida en dos partes de 12 y 14 minutos, no es otra cosa que la entronización, cual templo sagrado, de la idea central que perfectamente Dharmawan nos ha planificado cual guía músico-espiritual para internarnos embriagadoramente a su universo de sonidos y sugerencias culturales; la melé de voces y percusión crean un ámbito con esencias y candiles que por momentos pareciera devolvernos al “Incidente de Neashbur” de Santana en su álbum Abraxas. Una recreación que pareciera colocar frente al piano a un Herbie Hancock dejando destilar cantos rituales revestidos de percusión a lo Weather Report. Por si hubo una duda en lo anterior acerca de la capacidad como ejecutante de este genial indonesio de 52 años de edad, en “Perjalanan”, Suite Rumah Batu, parte 2, queda magistralmente patentada la calidad de esta personalidad musical de Indonesia cuando nos pasea por el mundo de sus influencias al piano, entre ellas Cecil Taylor, Wolfgang Dauner, Jasper  van Hoft, Bill Evans, transpirando una atmósfera de absoluta libertad dinámica, disolviéndose y rearmándose mientras una corriente subyacente va alimentada sólo por el fluir de la improvisación haciendo dispares interferencias y dinámicos aportes cordales. Aunque parezca paradójico, la libre coherencia es el elemento que dispersa en dispares sentidos la corporeidad del acto improvisatorio hasta lograr una delicada comunión de sensaciones con expansivos y frenéticos arranques del piano que van a diluirse en el tiempo y moderación, afectando la tensión, con las diversas extrapolaciones de sus compañeros de misión musical. 

Tal como lo reseña Wesley Derbyshire para Hire-Res Edition, el  álbum “Rumah Batu no se instala en un estilo, sino que explora los límites exteriores de muchos elementos de todo el mundo, mientras se ata a sí mismo a la tierra natal de Dharmawan, Indonesia, constantemente en busca de nuevos terrenos musicales.”  Y más adelante agrega : “A lo largo de todo el álbum ha sido el trabajo de piano magistral de Dharmawan el que mueve las ocho canciones de “Rumah Batu” sin problemas a través de varios géneros, encapsulados por un estilo de música oriental. Desde el toque sutil de cada tecla en el piano, hasta el golpe pesado, cada matiz se ha reproducido fantásticamente en esta grabación de alta resolución estéreo de 24 bits. Los productores Dwiki y Leonardo Pavkovic deberían estar extremadamente orgullosos de este lanzamiento.”

La pieza más jazz de este álbum es la séptima, titulada “Samarkand”, de 7’ 40’’, donde Carles Benavent al casí unísono con el contrabajo de Yaron Stavi desarrollan la base que servirá de pista de  despegue de un Nguyen Lé muy pleno, mientras la flauta de bambú de Syah lo atrapa en una memorable frase leit-motiv muy oriental para dejar que Stavi y Benavent se den el gusto de contestarse mutuamente desde sus instrumentos mientras Sirkis los sustenta con precisión relojera, y entonces el diálogo se plantea entre Dharmawan y Nguyen muy dentro de la tradición, enriquecedora y alegre, del Jazz de las últimas décadas, hasta rematar al unísono todos en un final desencadenante, siendo esta la pieza que mejor entrega el concepto de quinteto sin la mayor intervención de la mesa de mezclas y pistas pre y post-grabadas, que por cierto es Mark Wingfield quien desde La Casa Murada Estudios de Catalunya, España, y del Heron Island Studios en Cambridge, Inglaterra, se encarga de darle las mezclas y remasterizado final.  Y, por último, la pieza de cierre es la más apropiada para una despedida.”Salamatkan Orang Utan” tiene todos los atributos de un canto ceremonial, rítmico, ancestral y shamánico que podemos traducir como “adiós y regresen pronto” en medio de una vocalización que nos hace recordar los cánticos navajos, de piel rojas, o de los aborígenes australianos. Dice Raúl da Gama en su portal Jazzdagama :”Mr. Dharmawan ha creado música que casi inmediatamente pasa de la crisálida a la mariposa a través de motivos orgánicos que aparecen y desaparecen repentinamente en un destello de color y forma a medida que cada motivo desaparece pasando por su punto de fuga que contiene la más caprichosa y diáfana música, destilada en innumerables bocetos y  reordenamientos.” Más categóricos finalizan su reseña en AllAbotJazz al afirmar: “Olvídate de términos como “World Music”, ignore la compulsión de usar epítetos como “Fusión”, “Ramah Batu” es, simplemente, una experiencia diferente a cualquier otra, ya que se extiende envuelta y disuelve límites. Representa una evolución clara para Dwiki Dharmawan como uno de los más estimulantes, energizantes e implacablemente revelador creador del 2018”.  

Conclusión : junto con el reciente álbum de Mark Wingfield, Dharmawan es un seguro candidato a Álbum del Año 2018.  Todo un logro!   

                                                           

                                                                                                   Jordán Quintero    


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