Dudamel
Escrito por Antonio Sánchez García | @sangarccs   
Domingo, 15 de Enero de 2017 18:11

altLos franceses, cartesianos y sarcásticos hasta la crueldad cuando de juzgar la inteligencia de su próximo se trata,

han acuñado una sentencia para definir la estupidez que ha logrado pasar de generación en generación. Dicen, ellos, para quienes sólo existen los que piensan, cuando se refieren a la cortedad de juicio que caracteriza a los tontos: “il est bete comme un musicien”.  Es bruto como un músico.

Es, como toda generalización, una injusticia. Amén de conocer músicos extraordinariamente inteligentes, vale decir, capaces de distinguir sin equívocos sus propios intereses de los intereses generales y de sentir compasión por aquellos de sus semejantes que sufren las injusticias, la persecución, el hambre y la muerte causados por quienes les respaldan y favorecen, conozco incluso filósofos, vale decir: amantes de la sabiduría, capaces de ser tan estúpidos como un matarife o un picapedrero, si lo fueran. Sin embargo, ¿a quién se le ocurriría apostrofar a un semejante diciendo que es bruto como un filósofo? A nadie. A pesar de que uno de los más grandes filósofos de la humanidad, Platón, creía sinceramente que si los filósofos detentaban el Poder, la felicidad reinaría sobre la tierra. Y el más grande de los filósofo alemanes de la contemporaneidad, Heidegger, consideró que por la boca del Führer se expresaba el SER. 

Más sensato y adecuado a la verdad sería decir : “il estopportuniste como una musicien”, en criollo: “es oportunista como un músico”. O, mejor aún, “il est égoïste, mégalomane, ambicieux et lache comme un musicien”, esto es: “es egoísta, megalómano, ambicioso y cobarde como un músico. De los que sí conozco músicos por montones. No tanto como los políticos, pero infinitamente más que de otras profesiones que las de coger un saxofón, unos platillos o un xilófono. Mire a su inmediato alrededor: verá generales estúpidos, brutos, avaros, ambiciosos, ladrones, oportunistas, cobardes, malvados, traicioneros. ¿No sería mucho más cartesiano y ajustado a la realidad decir “il est bete como un général”?

En justicia, el talento y la inteligencia pueden ir perfectamente disociados. Muchísimo más el talento y la virtud. Es lo que imagino que quiso decir el francés que acuñó la famosa sentencia. Yo iría más lejos: mucho más que a músicos he conocido famosos pintores, poetas y novelistas premiados con el Nobel que no se caracterizaban ni por ser inteligentes ni por ser virtuosos. Nadaban en los pantanos de la crueldad de las tiranías como cocodrilos, amaban y le cantaron ditirambos a los tiranos como a semidioses y murieron sin comprender que el comunismo era una estafa que le había costado a la humanidad, sólo en el siglo 20, más de cien millones de seres humanos y la devastación de países y continentes enteros.

Me fastidia volver a citar al padre creador de todo lo bueno y todo lo malo que le acaecería a su, nuestra república, el Libertador, quien señalaba que la inteligencia sin la virtud podía ser un azote para la humanidad. Dudamelno es el responsable del peor gobierno que nuestra república ha creado. Como lo acaba de asegurar, y le sobra razón, Monseñor Diego Padrón. Es apenas alguien que fue amamantado por la democracia, consentido por la democracia, aupado hasta alturas siderales por esa democracia, como lo sería el sórdido, oportunista y ambicioso personaje que lo pariera. Desde luego: por mi parte prefiero admirar a quienes dan su vida por sus semejantes, arrostran persecución, tortura y cárcel por sacar a nuestra república de la cloaca en que los protectores, financistas y amigos de Dudamel y su maestro la hundieran. Y sólo respeto a cantantes, compositores, cantautores y artistas de fama continental cuando son capaces, como decía un famoso trovador, de arriesgar su cuerda y arriesgar su vida.  Pero ello es asunto estrictamente personal. Jamás convertiría mi apreciación en una sentencia de validez universal. He comprobado en estos dieciocho años de inmundicia que mis mejores amigos, famosos por su compromiso político con las izquierdas, dejaron de interesarse en Venezuela en cuanto comprendieron que defendiendo la libertad en Venezuela arriesgaban perder sus audiencias y ser castigados urbi et orbe con la sanción del desprecio por sus fans, en su inmensa mayoría consortes,partidarios o iguales del régimen que nos tortura. Sin embargo, nadie se mete con ellos. Volverá la democracia, volverá consiguientemente la prosperidad y los volveremos a ver en el Teresa Carreño o en el Poliedro. ¿Cuánto músicos y cantautores venezolanos se quedaron en Venezuela, han acompañado a los que sufren y sufren con ellos? 

Si los franceses, en lugar de insistir en su fijación por la inteligencia hubieran dicho: “il est canaille como una musicien”, hubiera estado muchísimo más de acuerdo. Hay músicos tan canallas que para disfrutar de su arte hay que hacer absoluta abstracción de su moralidad. Y aún así: para mí, formado en una escuela filosófica que identifica la ética con la estética, sólo es bello lo bueno. Lo malo famoso es una estafa a la moral. Prefiero no perder mi tiempo saliendo de casa y escuchar las variaciones Goldberg, así Bach las haya compuesto por encargo de un clavecinista que adormecía todas las noches a un nobilísimo alemán que sufría de insomnio. 

 


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