El futuro de las universidades
Escrito por Alexis Aponte | X: @alexisaponte14   
Martes, 08 de Octubre de 2019 00:00

altEstamos viviendo lo que algunos llaman, la era de  la Revolución del Conocimiento, soportada en el desarrollo tecnológico,  con una estructura básica  de redes sociales, internet,

comunicaciones inalámbricas, que fluyen a alta velocidad, con un volumen de información en tiempo real, difícil de digerir cognitivamente para cualquier persona. 

Nos comunicamos mediante dispositivos como el celular, el cual se ha convertido en un apéndice necesario para realizar consultas, guardar información, hacer investigaciones, dispositivo de seguridad, archivo digital de información personal y corporativa. Si son las necesarias computadoras, disponemos en el presente de herramientas con una capacidad de procesamiento inimaginable hasta  hace pocos años y hoy día con capacidad medidas en terabytes. Nos hemos colocado en la frontera con la invención de las computadoras cuánticas, que permiten realizar cálculos y resolver problemas en fracciones de segundos. 

Todo ello ha impactado la conducta de las personas, especialmente de los jóvenes, que han sido caracterizados de acuerdo a su perfil y relación con la tecnología. A título de ejemplo, en el pasado reciente hablábamos que una generación tenía como parámetros de edad  unos 25 años. Es decir, cada 25 años se producían cambios generacionales que distinguían una generación de la que le antecedía. Eso cambió drásticamente y en parte por la velocidad de los cambios tecnológicos. 

Hoy día se elabora un perfil generacional y etiquetamos a la población menor de los 35 años en millenials, la cual está pasando a la historia, para dar paso a la generación Z (nacidos entre 1994-2000) también le atribuyen las etiquetas de posmillenials, centennial y algunas otras.  Son jóvenes que han nacido en plena era digital, y que desde muy jóvenes conocieron e interactuaron con dispositivos electrónicos, identificados plenamente con las redes inalámbricas, youtube, google. Atrás dejaron a Facebook y se identifican mejor con Instagram. Son “multitask” en herramientas tecnológicas y no conciben el mundo sin comunicación ni información ni redes. 

En materia de comunicación prefieren hacerlo mediante datos, atrás dejaron la comunicación oral, porque  esta preferencia los hace ser más eficiente en materia de administración del tiempo. Esta generación se ha desarrollado en un ambiente laboral donde ellos no quieren ser empleados, sino que quieren ser dueños de su tiempo y administrarlo a su mejor entender. De ahí que muchas de las empresas tecnológicas exitosas, hayan tenido un inicio de emprendimiento personal en espacios reducidos.  

Han sido catalogados como individualistas, pero tal percepción pudiera ser errada, porque entre otras cosas, quienes lo catalogan de esa manera, tienen un concepto del relacionamiento propio para una sociedad tradicional, local y sin medios de comunicación como los que disponemos ahora. En estudios científicos y académicos, se han obtenido resultados interesantes, tales como: la inclinación hacia el voluntariado socialemprendimientos con proyección social y la práctica de la solidaridad entre los grupos. En Venezuela tenemos una experiencia aleccionadora, la cual gira en torno al apoyo solidario en materia de acopios de medicinas y comida en los diversos grupos que interactúan para paliar la difícil situación social.  

Otro elemento que los distinguen, es su apego por la naturaleza, el cuidado del ambiente y el acompañamiento de mascotas. Se identifican y desarrollan apego, sentimientos y respeto por estas tres (3) formas de vida. Tienen un profundo respeto por las minorías, son tolerantes con aquellos que practican una sexualidad abierta.  Conciben la vida en pareja, para no decir matrimonio,  más abierto, transparente y cada día vemos que son proclives a realizar tareas y trabajo en conjunto, a diferencia del pasado reciente, que las parejas tenían profesiones muy diferentes y cada uno se desarrollaba en paralelo. 

Hemos desarrollado esta larga (pero incompleta) introducción, para aterrizar en el tema de las universidades. Si hay alguna institución que  se caracteriza por la lentitud en los cambios institucionales, son las universidades públicas y privadas. La academia no está reflejando los cambios  conductuales suscitados en su primer actor, que son los estudiantes. Si a esto le agregamos, que tampoco refleja los cambios operados en la sociedad, en las empresas privadas y en el sector público de países desarrollados, llegamos a la conclusión,  que estamos frente a la necesidad de desarrollar una gran revolución educativa a nivel mundial y en especial en Latinoamérica, para poder asimilar el conocimiento y la tecnología en desarrollo.

Los jóvenes no quieren estudiar en programas, carreras y acreditaciones académicas que duren cuatro (4) o cinco (5) años. Las razones son simples: quieren empezar a producir dinero y conocimiento a la mayor brevedad para independizarse. Otra razón la constituye el hecho, que en ese lapso, la tecnología habrá sufrido cambios exponenciales, mientras ellos están girando alrededor de un conocimiento epistemológico el cual requiere mucho tiempo y dedicación. 

En su lugar prefieren ir a lo medular, a las especializaciones y a las acreditaciones que duren a lo máximo 18 meses, y que de acuerdo al prestigio, de la universidad, empresa y organización no gubernamental le permita su inserción al mundo laboral y de emprendimientos. 

Muchas de las mallas curriculares de centros de educación superior, dedican meses y años a desarrollar conocimiento en primer lugar no actualizado, y en segundo lugar, conocimiento que está disponible en internet,  más completo y organizado, con diversos enfoques y disponibilidad inmediata. Por lo tanto, el joven considera  no tener la  necesidad de ir a un centro de estudios, lo cual requiere gastos de transporte, comida e inversión de tiempo, en una actividad la cual puede hacer desde su casa.

El sistema de evaluación está cambiando en muchas casas de estudios. En lugar de evaluaciones por parte de un profesor, que a veces pudiera ser subjetivo, la tendencia es la de realizar trabajos y exponerlos en la red y que los mismos sean calificados por pares, profesores y actores de interés, por su pertinencia económica, social o académica. 

Los programas académicos dejan de ser rígidos, para ser dinámicos, flexibles, deliberativos y abordar los temas que no se reflejan en libros y en muchas bibliotecas. Estudiar las últimas investigaciones, consultar autores de vanguardia y temas de fronteras, se hace más necesario ante este mundo complejo. Esto además implica desarrollar métodos de estudios colaborativos entre grupos y comunidades estudiantiles. 

Las universidades tienen que reducir sustancialmente los años  que dura una carrera universitaria y los post grados correspondientes. Esto implica   seleccionar lo medular del conocimiento requerido en esta sociedad y a partir de allí,  hacer la correspondiente revolución educativa. Esto no significa que vamos a dejar a un lado el estudio de los clásicos en cada una de las ramas del conocimiento, pero lo cierto es la disponibilidad de ellos en todas las bibliotecas digitales y eso se puede evaluar. 

Una de las tareas que debemos asumir es la necesidad de desarrollar ciudadanos, personas con principios y valores de familia con pertinencia social. Hacer énfasis en el equilibrio emocional para ser buenos líderes sociales. Diseñar y desarrollar nuevas formas de organizaciones en todas las esferas de vida en sociedad. Estudiar la ética y  principios que deben regir en una sociedad democrática y desarrollada. Esta es una de las tareas pendientes en muchos centros de estudios superiores, además de entender,  comprender  y asimilar la conducta y los  cambios tecnológicos. 

Estos cambios deben impulsarse desde lo privado y lo público. Si el estado insiste en modelos de educación clásicos y atrasados, y además  lentos para legislar en la dirección correcta, seguiremos estando a la saga del conocimiento. Este reto debemos asumirlo como un todo social. El estado debe permitir flexibilidad, en temas relacionados a la cantidad de años involucrados en un programa o carrera, créditos requeridos, para lo cual debe tomarse en cuenta experiencia y otras variables a determinar, modalidades dinámicas para lo cual contamos con la virtualidad y por último, establecer prioridad en materia de conocimiento para el desarrollo económico y social. 

Probablemente estamos presenciando el fin de un modelo universitario que ha sobrevivido 200 años, obligado a cambiar, porque lo cierto es: siempre habrá educación y siempre será necesario el conocimiento.

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