Ni con incentivos. Gas en panorama complicado
Escrito por Boris Gómez U. | @BorisSGomezU   
Sábado, 12 de Marzo de 2016 07:44

Ni con incentivos. Gas en panorama complicado
Boris Santos Gómez Úzqueda*
Los hechos son irrefutables: el mercado global de la energía le dobló la mano a todas las administraciones de visión socialista.
En Venezuela el famoso dicho del muerto-presidente Hugo Chávez “pónganme el precio del petróleo a cero que Venezuela no entra en crisis” es poco menos que una solemne estupidez. Con el precio del barril (al 11.03 USD WTI: 40,08; precio del Brent USD 40,42) Venezuela está haciendo largas colas por alimentos y medicinas, está casi/casi en quiebra técnica.
Igual en Bolivia: la “economía blindada boliviana” para su presupuesto general de 2016 calculó precio del gas natural en  5 USD/millón de BTU (para Argentina) y en 4,4 USD/millón BTU para Brasil; estando en realidad a 3,8 y 3,6 USD, respectivamente porque el presupuesto estatal boliviano 2016 fue calculado en base a barril/petróleo de USD 45,16 USD a un envío promedio de 58 millones de metros cúbicos día (MMmcd3) de gas natural a Brasil/Argentina (únicos mercados compradores externos).
Les falló el cálculo, tanto a Venezuela como a Bolivia. Un apunte: las fórmulas de cálculo de precio en los contratos de venta de gas son actualizadas trimestralmente en base a precios de derivados del petróleo.
El caso del gas natural boliviano es preocupante: los precios se cayeron. Bolivia recibirá de Argentina por gas apenas 3.8 USD/millón BTU (unidad termal británica) comparativamente a los 8,3 USD que recibía a principios de 2015 (cuando el barril/petróleo cotizaba encima de 100 USD).
La factura a Brasil también podría estar reducida: a sólo USD 3,6 millón BTU de los hermosos 7,2 USD/millón BTU que en 2015 se recibía.
Después de esa danza de cifras varios expertos en economía coinciden en que la reducción del ingreso boliviano es notoria. Bolivia exportó 6000 millones USD en gas en 2014, 3700 millones USD en 2015 y en 2016 las cifras continuarán bajando en tanto los precios del barril/petróleo no vuelvan a trepar, aunque hemos visto un tímido repunte que lógicamente dependerá de factores globales como la producción de OPEP y la pulseta entre el petróleo convencional y el no convencional.
A menos precio del petróleo, menos precio del gas. Venezuela y Bolivia sucumbieron a la mano mágica del mercado. Ni las amenazas del muerto-presidente ni la “economía blindada boliviana” pudieron torcer la mano del poderoso mercado global de la energía. Así nomás había sido.
Los más afectados de éste lío: los actores inmediatos de la sociedad: municipios, gobernaciones de departamentos (o gobiernos estaduales) y universidades que verán reducidos sus ingresos drásticamente.
Un caso “paradigmático” mejor dicho: un caso de estudio para las maestrías en hidrocarburos latinoamericanas: la poco feliz asociación boliviano-venezolana para explorar (petróleo/gas: en área boliviana de Liquimuni) que amén de tener años de retraso no se conocen resultados efectivos de los procesos perforatorios, menos si será una zona comercialmente explotable.
Al escenario de los “números feos” agregar que las “fórmulas” de reactivación de la economía-energética boliviana no dieron resultado.
Estamos esperando informes de la cantidad de reserva (de volúmenes de gas); información que sería útil para conocer si se podrán cumplir acuerdos/contratos externos de venta y con el mercado interno. Si para el 2020 Bolivia no tiene un “piso” de reservas mínimas 11 TCF (trillón pie cúbico de gas) y una producción constante de 70 mmm3d será complicado el escenario. Una muy criticada “Ley de Incentivos” se puso en marcha para atraer capitales externos a Bolivia. Todos sabemos que en plena crisis de petróleo pretender inversiones requiere más que mucha iniciativa y ello parte, necesariamente, por tener una legislación saneada, moderna, transparente y de vanguardia en electricidad, hidrocarburos que permita reglas claras. No hay resultados de esa “iniciativa” vía “incentivos”. El mundo está  mirando a otra parte.
Ya dijimos, en anteriores comentarios, que se necesita un mínimo de 60000 USD (sesenta mil millones) para el sector hidrocarburos boliviano (inversiones en exploración, producción, refino, transporte, comercialización, investigación y además gas-química) sin contar inversiones en electricidad (generación, transmisión, etc). Cifra alta pero razonable.
La idea: en lo inmediato reducción de proyectos ociosos, reducción de costos, racionalidad de operaciones; en lo político: fortalecer el ministro del ramo y darle el mando total sobre la estatal petrolera y de electricidad: mando único, para reordenar y generar una reingeniería para ahorro y buscar iniciativas. Son tiempos difíciles.
*BORIS SANTOS GÓMEZ ÚZQUEDA consultor del sector privado @bguzqueda blog: moverbolivia
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altLos hechos son irrefutables: el mercado global de la energía le dobló la mano a todas las administraciones de visión socialista.

En Venezuela el famoso dicho del muerto-presidente Hugo Chávez “pónganme el precio del petróleo a cero que Venezuela no entra en crisis” es poco menos que una solemne estupidez. Con el precio del barril (al 11.03 USD WTI: 40,08; precio del Brent USD 40,42) Venezuela está haciendo largas colas por alimentos y medicinas, está casi/casi en quiebra técnica.

Igual en Bolivia: la “economía blindada boliviana” para su presupuesto general de 2016 calculó precio del gas natural en  5 USD/millón de BTU (para Argentina) y en 4,4 USD/millón BTU para Brasil; estando en realidad a 3,8 y 3,6 USD, respectivamente porque el presupuesto estatal boliviano 2016 fue calculado en base a barril/petróleo de USD 45,16 USD a un envío promedio de 58 millones de metros cúbicos día (MMmcd3) de gas natural a Brasil/Argentina (únicos mercados compradores externos).

Les falló el cálculo, tanto a Venezuela como a Bolivia. Un apunte: las fórmulas de cálculo de precio en los contratos de venta de gas son actualizadas trimestralmente en base a precios de derivados del petróleo.

El caso del gas natural boliviano es preocupante: los precios se cayeron. Bolivia recibirá de Argentina por gas apenas 3.8 USD/millón BTU (unidad termal británica) comparativamente a los 8,3 USD que recibía a principios de 2015 (cuando el barril/petróleo cotizaba encima de 100 USD).

La factura a Brasil también podría estar reducida: a sólo USD 3,6 millón BTU de los hermosos 7,2 USD/millón BTU que en 2015 se recibía.

Después de esa danza de cifras varios expertos en economía coinciden en que la reducción del ingreso boliviano es notoria. Bolivia exportó 6000 millones USD en gas en 2014, 3700 millones USD en 2015 y en 2016 las cifras continuarán bajando en tanto los precios del barril/petróleo no vuelvan a trepar, aunque hemos visto un tímido repunte que lógicamente dependerá de factores globales como la producción de OPEP y la pulseta entre el petróleo convencional y el no convencional.

A menos precio del petróleo, menos precio del gas. Venezuela y Bolivia sucumbieron a la mano mágica del mercado. Ni las amenazas del muerto-presidente ni la “economía blindada boliviana” pudieron torcer la mano del poderoso mercado global de la energía. Así nomás había sido.

Los más afectados de éste lío: los actores inmediatos de la sociedad: municipios, gobernaciones de departamentos (o gobiernos estaduales) y universidades que verán reducidos sus ingresos drásticamente.

Un caso “paradigmático” mejor dicho: un caso de estudio para las maestrías en hidrocarburos latinoamericanas: la poco feliz asociación boliviano-venezolana para explorar (petróleo/gas: en área boliviana de Liquimuni) que amén de tener años de retraso no se conocen resultados efectivos de los procesos perforatorios, menos si será una zona comercialmente explotable.

Al escenario de los “números feos” agregar que las “fórmulas” de reactivación de la economía-energética boliviana no dieron resultado.

Estamos esperando informes de la cantidad de reserva (de volúmenes de gas); información que sería útil para conocer si se podrán cumplir acuerdos/contratos externos de venta y con el mercado interno. Si para el 2020 Bolivia no tiene un “piso” de reservas mínimas 11 TCF (trillón pie cúbico de gas) y una producción constante de 70 mmm3d será complicado el escenario. Una muy criticada “Ley de Incentivos” se puso en marcha para atraer capitales externos a Bolivia. Todos sabemos que en plena crisis de petróleo pretender inversiones requiere más que mucha iniciativa y ello parte, necesariamente, por tener una legislación saneada, moderna, transparente y de vanguardia en electricidad, hidrocarburos que permita reglas claras. No hay resultados de esa “iniciativa” vía “incentivos”. El mundo está  mirando a otra parte.

Ya dijimos, en anteriores comentarios, que se necesita un mínimo de 60000 USD (sesenta mil millones) para el sector hidrocarburos boliviano (inversiones en exploración, producción, refino, transporte, comercialización, investigación y además gas-química) sin contar inversiones en electricidad (generación, transmisión, etc). Cifra alta pero razonable.

La idea: en lo inmediato reducción de proyectos ociosos, reducción de costos, racionalidad de operaciones; en lo político: fortalecer el ministro del ramo y darle el mando total sobre la estatal petrolera y de electricidad: mando único, para reordenar y generar una reingeniería para ahorro y buscar iniciativas. Son tiempos difíciles.

(*): Consultor del sector privado @bguzqueda blog: moverbolivia

 


 

 

 

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